Relación entre la ansiedad y el sexo

Podemos definir la ansiedad como esa respuesta tanto física como mental que tiene nuestro cuerpo cuando el cerebro interpreta que existen situaciones peligrosas o amenazantes. Es como si dijéramos, un mecanismo de defensa cuando sentimos que hay algún peligro y/o no tenemos cierta seguridad sobre una situación determinada. Así, la ansiedad provoca en nosotros un estado de inquietud y nerviosismo que nos impide centrarnos en la realidad.
La ansiedad se puede manifestar de muchas maneras, desde nervios o caída del cabello hasta ataques de pánico o un sentimiento incapacitante que nos hace sentirnos pequeños y no tener el control de nuestra propia vida.
Cómo la ansiedad afecta al deseo sexual
Como hemos mencionado, al no centrarnos en la realidad y caer en ese estado de inquietud, la ansiedad puede afectar a todos los ámbitos de nuestra vida, incluido el sexo. Es frecuente que una persona con ansiedad pierda parte o la totalidad de su apetito sexual.
Esto suele deberse a que dicha persona no puede enfocarse en el propio acto sexual ni en el placer que éste pueda reportarle, sino que estará más pendiente de otras cosas. De esta manera, la mente se llenará de pensamientos intrusivos y la persona estará dándole vueltas a mil pensamientos diferentes, entre los cuales suelen predominar las ideas negativas. Los ejemplos más comunes de dichos pensamientos irracionales, los cuales dispersan la mente durante el sexo son: los problemas familiares, las obligaciones del día a día en la vida personal, el trabajo, la vida social, los compromisos, y las mil y una tareas y recados que “se deben” hacer en el corto plazo.
Para entender esto desde un punto de vista más biológico, es importante recordar que la regulación sexual y la regulación emocional se encuentran ambas en el hipotálamo. A grandes rasgos, el hipotálamo está formado por diversos núcleos interrelacionados de agrupaciones neuronales, entre los cuales se regulan las hormonas que regulan los órganos reproductivos y el comportamiento sexual; y las emociones y su expresión. Es por ello que, cuando más felices estamos, sentimos un mayor deseo sexual, y viceversa.

Relación entre la masturbación y la ansiedad
Es habitual que en épocas en las que sufrimos de más ansiedad, solemos sentir la necesidad de masturbarnos repetidamente o, al menos, más de lo habitual. Es cierto que tener un orgasmo es muy relajante, y por un momento tiene un efecto calmante en nuestra mente, ya que nuestro cuerpo libera una gran cantidad de tensión y segrega hormonas que realmente nos relajan.
No obstante, podemos entrar en un círculo vicioso en el cual intentamos, normalmente de manera inconsciente, recurrir al placer inmediato para paliar dicha ansiedad. La paradoja de todo esto es que cuanto más recurrimos a este placer inmediato, la ansiedad cada vez se disipa menos y entramos en un bucle desesperante.
Lo mismo pasa cuando nos sentimos ansiosos y fumamos, bebemos alcohol o estamos todo el día deslizando video tras video en las distintas redes sociales y comenzamos un bucle interminable de consumo de contenido, que más allá de reducir nuestra ansiedad, lo que nos acaba provocando es todo lo contrario.
Todos estos “remedios” acaban convirtiéndose en un calmante natural que funciona a muy corto plazo como una fuga del estrés, cuando lo que realmente acaba ocurriendo es que dicho sentimiento se perpetúe y nos haga sentir aún peor, culpables y más insatisfechos.
La ansiedad generada por los estándares en el sexo
Por otro lado, la ansiedad y el sexo están también relacionados en sentido contrario. Es decir, no sólo la ansiedad puede afectar al sexo, sino que el sexo y sobre todo los estándares que se tienen marcados pueden generar ansiedad.
De esta manera, la persona comienza a sentir una preocupación excesiva y/o miedo entorno a las relaciones sexuales y deja de centrar su atención en el disfrute de dichas relaciones.
Las principales causas de dicha ansiedad sexual son: la falta de conocimientos en el ámbito sexual, la influencia sociocultural, la escasa educación sexual, los problemas de autoestima y la preocupación por un posible fracaso sexual. Esta última está generalmente ligada a los estándares y expectativas establecidos por la industria pornográfica, que suelen estar bastante alejados de la realidad.

Cómo combatir dicha ansiedad
En ByPlay opinan que la mente es como una radio en la que no dejan de emitirse pensamientos. Por ello, su objetivo como empresa no es la mera venta de productos sexuales para facturar más que la competencia, sino que van mucho más allá. La gran misión de ByPlay es propagar una salud y educación sexual que permita a todos los seguidores disfrutar del sexo, autoconocerse y tener conocimientos más allá de los escasos que se enseñan en nuestras primeras etapas educativas.
Como explican por redes, una manera de combatir la ansiedad sin acudir al orgasmo inmediato, es estimular el cuerpo y sus zonas erógenas. Al igual que el deporte o la meditación, reactivar el placer físico y descubrir sensaciones placenteras harán que conectes contigo mismo/a. Ejemplos de cómo conseguir esto son tocarte, acariciarte, darte mimos, hacerlo en un ambiente con velas o con un baño relajante, poner música de fondo, un incienso… Es decir, crear una experiencia que te permita disfrutar y desconectar y no sólo evadirte por un instante.
El fin último de esto, y con lo que realmente conseguiremos evitar o reducir la ansiedad, será activar el deseo sexual a través del autodescubrimiento o descubrimiento del otro mediante la exploración y no mediante la compulsión y capricho repentino de correrse.
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