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Ramón, 57 años, a falta de pocos años para su jubilación, llega a mi consulta de psicología y me transmite que no tiene ganas de hacer nada, le aburre todo, cada vez es menos capaz de concentrarse, incluso, le resulta difícil leer los informes de la oficina y ya no se distrae ni con el móvil ni con las películas. De hecho, le gustaría no moverse de la cama, porque se siento bloqueado.Tanto su familia como sus amigos y compañeros dicen que es por su culpa, que está desmotivado y que no pone suficientes ganas.
¿Cuál es la diferencia entre la tristeza y la depresión?
La tristeza es una de las emociones básicas que experimentamos los humanos, de forma natural, ante una situación dificil y/o estresante de nuestra vida, como puede ser una pérdida, una ruptura de pareja, la pérdida del empleo, conflictos con amigos o familiares, la frustración de nuestras expectativas…
La tristeza se caracteriza porque solemos conocer el causante de la misma y es fácil encontrar consuelo hablando con personas del entorno. Sin embargo, la depresión es un trastorno del estado de ánimo, mantenido durante un tiempo, con consecuencias tanto físicas como psicológicas y deterioro significativo de una o más áreas de su vida cotidiana.
¿Existen diferentes tipos de depresión?
A pesar de que este tipo de trastornos presentan una sintomatología afectiva común, se diferencian en la duración, la gravedad y su evolución. A pesar de que, en general, es conocida como “la depresión”, desde el punto de vista psicológico podemos distinguir diferentes trastornos:
- Trastorno depresivo mayor. El cuadro de síntomas incorpora: tristeza, negativismo, ansiedad, irritabilidad, apatía conductual, embotamiento afectivo, disminución del interés en las actividades cotidianas y agradables, sentimientos de inutilidad y culpa, baja autoestima, pensamientos recurrentes de muerte, alteraciones del sueño y del apetito, anorexia… Asimismo, en algunos casos existen pensamientos suicidas recurrentes.
- Depresión subclínica. Podría pasar inadvertida puesto que el estado de ánimo es normal, no hay incapacidad de disfrute. Sin embargo, sí existe negativismo, irritabilidad, apatía conductual, embotamiento afectivo y alteraciones del sueño y de la alimentación.
- Depresión con síntomas psicóticos. Junto con toda la sintomatología depresiva, aparecen ideas delirantes o alucinaciones, lo que complica tanto el tratamiento como el diagnóstico. Dichas ideas pueden presentarse en muy variadas maneras. En cualquier caso, ante síntomas mínimos, consulta a un profesional.
- Trastornos bipolares. En algunos de estos trastornos afectivos, existen episodios de euforia o manía seguidos de trastorno depresivo mayor.
- Trastorno distímico. Es un tipo de depresión aparecida más de dos años antes de la visita al profesional, que se manifiesta de forma recurrente con largos episodios sin sintomatología.
- Trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo. Bastante frecuente. Se da cuando nos cuesta adaptarnos a una nueva situación familiar, de pareja, laboral, económica, académica, cambio de residencia o de país, que sean altamente estresantes para nosotros. La clínica tarda en aparecer tres meses y sus síntomas son de tipo depresivo, aunque también pueden ser ansiosos o una mezcla de ambos.

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Pedir cita¿Hay diferentes tipos de síntomas relacionados con la depresión?
Sí y dependen de la esfera mental afectada. Podemos hablar de varios tipos principales de síntomas – siguiendo el paradigma cognitivo-conductual-.
1) Cognitivos. Son aquellos relacionados con los pensamientos automáticos negativos.
- Pensamiento lento.
- Baja atención y concentración.
- Baja autoestima.
- Ideas de culpa, preocupación constante por la salud.
- Sentimientos de inferioridad e inutilidad.
- En casos graves, ideas delirantes.
- Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio, de hacerse daño (autolesiones).
2) Emocionales. Son aquellos relacionados con las emociones y los afectos.
- Tristeza vital, pérdida de ilusión.
- Pesimismo, desesperanza.
- Incapacidad para disfrutar de las cosas cotidianas y las que les resultaban agradables.
- Ansiedad.Irritabilidad.
- Llanto fácil.
- Apatía.

3) Conductuales. Relacionados con la voluntad y con la conducta llevada a cabo.
- Pérdida de iniciativa e indecisión.
- Indiferencia social.
- Fatigabilidad extrema.
- Agitación o inhibición.
- Conductas autodestructivas por autolesión o imprudencia temeraria.
- Aislamiento.
- Pobreza comunicativa.
- Dificultades en las relaciones interpersonales.
- Abandono de las actividades de la vida diaria y de las actividades que le resultaban agradables.
4) Fisiológicos. Son síntomas corporales o somáticos producidos por el trastorno.
- Reducción de la actividad por falta de energía.
- Alteraciones del sueño: insomnio de conciliación, intermitente y del despertar.
- Pesadillas.
- Sueño excesivo durante el día o hipersomnia.
- Alteraciones del apetito.
- Disminución de la líbido.
- Manifestaciones física por dolor: cefaleas, dolor de espalda o musculares.
¿Existen factores de riesgo para la depresión?
Sí y son un amplio grupo de factores personales, sociales, cognitivos, familiares y genéticos.
- Antecedentes personales y/o familiares de depresión.
- Acontecimientos vitales adversos.
- Historia de abusos sexuales.
- Problemas económicos.
- Enfermedades crónicas que causan dolor y/o discapacidad.
- Adicciones y abuso de sustancias (alcohol, sustancias de abuso, psicofármacos…).
- Factores genéticos.
Depresión y suicidio. El jueves 10 de Octubre es el Día de la Salud Mental y el lema elegido este año es “conéctate a la vida”, dedicado a la prevención del suicidio.
Las personas con depresión mayor, tienen pensamientos recurrentes acerca del mismo y, especialmente, si se acompaña de algún factor de riesgo como:
- Antecedentes de intentos de suicidio previos y/o suicidio en la familia.
- Otros trastornos psiquiátricos.
- Aislamiento social.
- Impulsividad.
- Desesperanza.
- Eventos vitales tempranos traumáticos.
- Estrés vital.
- Percepción de bajo apoyo social.
- Sexo masculino.
- Edad avanzada.
- Presencia de enfermedades físicas, en especial, si es un anciano.
- Abuso-dependencia de alcohol u otras drogas.
Cada 40 segundos, alguien se suicida y no es infrecuente que un paciente con depresión grave tenga estos pensamientos. Si eres familiar o amigo de una persona con depresión, debe saber diversas cosas sobre el suicidio:
- Los suicidios se pueden prevenir.
- Está bien hablar sobre el suicidio. No tengas miedo de hacerlo.
- Preguntar sobre el suicidio no provoca el acto en sí. Por lo general reduce la ansiedad y ayuda a las personas a sentirse comprendidas.
- Destierra los mitos sobre el suicidio.
Si te estás preguntando por las señales de alarma de que tu familiar/amigo puede estar pensando seriamente en suicidarse, presta atención si:
- Amenaza con matarse.
- Dice cosas como «nadie me echará de menos cuando no esté».
- Busca formas de matarse, como acceso a pesticidas, armas de fuego o medicamentos, o hace búsquedas en internet sobre modos de quitarse la vida.
- Dice adiós a familiares y amigos cercanos, da a otras personas pertenencias valiosas o escribe un testamento, sin una motivación clara.
Si tu familiar/amigo, no está recibiendo asistencia profesional, pide hora urgente con un médico o psicólogo. Si te preguntas qué puedes hacer:
- Encuentra un momento adecuado y un lugar tranquilo para hablar sobre el suicidio con su familiar/amigo. Dile que estás allí para escucharle.
- Anímale a a pedir ayuda a un psicólogo u otro profesional de la salud mental y ofrécete a acompañarlo a las citas médicas.
- Si crees que tu familiar/amigo corre un peligro inmediato, no lo dejes solo. Pide ayuda profesional a los servicios de emergencia, a un teléfono de asistencia para personas en crisis o a un profesional sanitario, y habla con los familiares inmediatos.
- Si tu familiar/amigo vive contigo, asegúrate de que no tenga acceso a medios para autolesionarse en el hogar.
- Mantén el contacto con tu familiar/amigo para comprobar que está bien y crea una lista de cinco teléfonos seguros – es decir, que vayan a contestar en cuánto vean el número de la persona, a pesar de lo que estén haciendo – para que si tu familiar/amigo les necesita, les pueda llamar y siempre encuentre como mínimo a uno disponible.
Aunque puedas no entenderlo, tu familiar o amigo, ha llegado a esta situación porque se siente así:
- Su sufrimiento le parece insoportable.
- Se siente desesperanzado, como si no tuviera sentido vivir.
- Le obsesionan los pensamientos negativos recurrentes.
- No puede imaginar ninguna otra solución a sus problemas que no sea el suicidio.
- Piensa en la muerte como un alivio.
- Piensa que todo el mundo estaría mejor sin él.
- Se siente inútil.
- Se siente muy solo aunque tenga amigos y familiares.
- No entiende por qué se siente o piensa así.
Como familiar/amigo, que le quieres y no quieres perderlo, le puedes recordar que:
- No está solo. De hecho, estás ahí.
- Está bien hablar sobre el suicidio. Puede ayudarle a sentirse mejor.
- Tener un episodio de autolesión o pensamientos suicidas es signo de un grave trastorno emocional. No es su culpa, ha ocurrido y debe hallarse una alternativa viable.
- Puede ponerse mejor.
- Hay personas que pueden ayudarlo.
Si a pesar de todo sigues pensando que no vale la pena vivir, pide ayuda profesional. Date una oportunidad. Te podemos ayudar y te puedes ayudar. Porque te lo mereces y nos lo merecemos, todos aquellos que estamos en tu entorno; date una oportunidad, aunemos esfuerzos y ¡conecta con la vida!
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