Detrás de la pantalla: los riesgos de Instagram para los adolescentes

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Irene tiene 14 años. Su deseo de gustar y de gustarse hace que pida a sus padres abrirse una cuenta en Instagram. A ellos no les parece adecuado pero ceden ante la insistencia de Irene de que solo “mirará”. Unos meses después Irene y sus padres están sentados en mi consulta, envueltos en una conflictividad tremenda después de que la menor prosiguiera una conversación con un supuesto chico de su edad, quien acabo siendo un adulto…

Por su parte, Jonathan de 15 años, se hace un perfil de Instagram sin contar con el permiso de sus padres. Sin embargo, una casualidad hace que un compañero de clase, desconocedor de este extremo, diga ante la madre de Jon “ya nos hablamos por Insta”. Ello deriva en un pequeño gran conflicto entre los padres y el menor que se vuelca en la terapia que estamos siguiendo desde hace meses por otros motivos.

Instagram, la red favorita de los adolescentes

La mayoría de los adolescentes no han vivido un mundo sin conexiones a internet, sin wifi, sin whatsapp o sin cualquier otro tipo de red social. Su éxito radica en su:

  • Fácil uso.
  • Solo se puede subir contenido a través de la app, muy afín a la forma en la que los más jóvenes se mueven por internet.
  • Posibilidad de subir fotos y contenido en tiempo real.
  • Etiquetado de personas.
  • Participación en conversaciones a través de hahstags.
  • Relativa facilidad de generar una comunidad de seguidores.
  • Formato stories: el contenido subido en este formato solo puede verse en las 24 horas siguientes a su publicación.
  • Alimentación del ego a través de los likes recibidos.
  • Comentar y conversar con conocidos y desconocidos. Se puede hacer en público o a través de mensajes privados.

Por qué Instagram es una red adictiva

  • Narcisismo. La principal característa de esta red es cómo promueve el narcisismo. Más que nunca los likes son importantes y el éxito se mide por cuántos seguidores tiene el usuario y cuánto gustan sus fotos. Ello lleva a una sobre exposición y la proyección de una imagen que no siempre se corresponde con la realidad,  a menudo más rutinaria y monótona. Los jóvenes perciben que su entorno e «ídolos» llevan una vida diferente a la suya, donde abunda el consumismo y la primera impresión, lo que les lleva a la frustración y en caso de no conseguir likes y comentarios, a cada vez una más minada autotestima y autoconciencia de sí mismos.
  • Consumo irreflexiblo, impulsivo. Refuerzo social. Los propios usuarios refuerzan a través de sus interacciones actitudes en las que prima la imagen, la ropa, el consumo impulsivo… y no valores que son importantes para crear una autoestima sólida. Cuantos más “likes” se reciben, se genera mayor refuerzo positivo de tipo social a la vez que más deseo de seguir captando admiración social.

Conocida ya la red, veámos cuáles son los posibles riesgos para nuestros adolescentes:

  • Privacidad y seguridad. Los instagramers adolescentes comparten datos a través de la red que vulneran su privacidad y seguridad. A pesar de que parezca inofensivo subir fotos, localizarlas, etiquetar a las personas con las que se está o participar en microchats donde se aportan datos más personales, existen determinadas personas que podrían utilizar mal esa información, generando un patrón de los sitios por los cuales nuestro joven se mueve, cada cuándo, con quién y abusar de esta información para servir a fines, muchas veces, delictivos; es decir, si un experto en metadatos es capaz de llegar a un patrón en el cual sabe que los lunes, miércoles y viernes, de 18 a 20 h, estás ocupado en tus actividades extraescolares y no hay nadie más en casa, se podría usar para planear un robo en tu casa. Por ello, es necesario conocer la pestaña “privacidad” mediante la cual se pueden cambiar las preferencias. En dicha pestaña, y ante la sospecha de un ciberbullying, te puedes desetiquetar de una publicación del acosador, bloquearlo o, incluso, denunciarlo.
  •  Ciberbullying. El acoso escolar a través de las redes lleva mucho tiempo afectando a los adolescentes;  empezó levemente a través del Messenger para más tarde expandirse a través de Facebook, Twitter – con las llamadas para autolesionarse, por ejemplo, en grupo – y, actualmente, a través de Instagram quien es más protector en lo referente al cutting pero, cuyas consecuencias pueden llevar a tener pensamientos estructurados acerca del suicidio. En este sentido, es necesario que las escuelas se impliquen más en la creación de conciencia acerca del tema mediante charlas informativas.
  • Posible adicción. Es una de las redes sociales – aunque no la única, por ejemplo allí está WhatsApp – que crea mayor adicción; es fácil de instalar, fácil de usar y está basada en su carácter visual. Por tanto, fácil de controlar, aparentemente.
  • Tendencia a algunos trastornos psicológicos. Según un estudio realizado por la Universidad de Cambridge junto con la Royal Society of Public Health, si se pasa más de dos horas al día manejando las redes sociales como, en este caso, Instagram, los adolescentes son más tendentes a padecer sintomatología ansioso-depresiva. Sin embargo, existen otros problemas comunes como son la dismorfobia – puesto que se suben fotos de cuerpo entero o en biquini, lo cual produce un cuadro de comparación con otras adolescentes o influencers- TCA y otros problemas emocionales ligados a autolesiones, sobre todo. Por último, pero no menos importante, el generar menor cantidad de likes que un amigo, produce cuadros de ansiedad y frustración. De la misma manera, aparecen cuadros de insomnio – “es que no hay que perder ni un minuto porque si no los otros ya te han adelantado” , me decía una paciente adolescente no hace poco para explicar su uso indiscriminado de la red – Y, sin saberlo, me estaba describiendo otro posible problema; el “Sindrome FOMO” o miedo a quedarse fuera de la red. En concreto, miedo a perderse algo ya que se sustituyen las amistades físicas por amistades digitales con las cuales estamos conectados simplemente por un “like” en una foto. No es sólo un problema psicológico sino social. Es obvio que algo se hace mal en una sociedad que camina al individualismo más egolátra que han visto las últimas generaciones.
    No todo es negativo, existen aspectos positivos:
    • Desarrollo de la capacidad de tomar conciencia de uno mismo y de los demás.
    • Forma de expresión en búsqueda de una identidad que, sin embargo, se debería construir más cerca del grupo de amigos.
    • Capacidad de crear una comunidad.
    • Se ofrece apoyo emocional y podemos conectar con personas que tienen nuestras mismas inquietudes.
    • Desarrollo de la creatividad.

Pautas para padres

  • Los niños menores de 13 años no deben tener ningún tipo de perfil – ni solos ni acompañados de adultos- en ninguna red social. De hecho, la nomofobia disminuiría si, antes de esta edad, no se comprará móvil a los niños.
  • Los padres deben tener acceso directo y habitual al Instagram de sus hijos menores. Así se ejerce un control parental responsable y os aseguráis que nada está afectando a su privacidad
  • El perfil debe ser privado, cerrado a extraños, de modo que sólo aquellos amigos confirmados puedan acceder a la información del menor.
  • Controlar las fotografías que se suben en el caso de los menores; evitar ropa interior, situaciones sexy, desnudos insinuados.
  •  Dialogar con vuestros hijos acerca de la necesidad de protegerse y cuidarse, no aceptando invitaciones de extraños, evitando mostrar su localización, por una cuestión de seguridad.
  • Mantener unas normas entre padres e hijos sobre el uso apropiado de Instagram así como de su tiempo de uso, el cual también debe ser limitado.

Consultar con un psicólogo en caso de riesgo de adicción, conflictos padres-hijos, problemas a la hora de abordar su gestión, etcétera.

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    Imagen de Maria Dolors Mas
    Sobre Maria Dolors Mas Nº Colegiada 17222 con 15 años de experiencia. Especialista en ansiedad, depresión y toda lo relacionado con salud mental de niños y adolescentes.
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