La psicología se puede entender desde muchas perspectivas, pero de lo que no hay duda es del apoyo que supone más para la persona y su crecimiento y fortalecimiento personal que no por su enfermedad. Sara Lucena, psicóloga especializada en terapia familiar y de pareja, no lo pone en duda. Posee también una amplia formación y experiencia en el mundo del psicoanálisis, una formación ecléctica que, según apunta, «aporta muy diversas herramientas al tratamiento».
¿A quiénes están orientados tus servicios?
A personas que sufren y se plantean preguntas sobre ese dolor, para poder manejarlo, apaciguarlo, eliminarlo. Adultos, adolescentes, niños y todo aquél que siente estar sufriendo, aunque no sepa el por qué. Además, hago tratamiento tanto individual como de pareja o familia.
¿Cuáles son los problemas más frecuentes con los que te encuentras en tus pacientes? ¿Hay alguna pauta común que les puedes dar para orientarlos en su resolución?
Principalmente la tristeza, falta de control sobre lo que les pasa, no entender por qué tienen determinados síntomas… Existen muchas razones por las que una persona puede tener un malestar: ansiedad, depresión, insomnio, fobias, adicciones, obsesiones, problemas de relación, problemas de pareja, de familia… Cada persona es un mundo y sus circunstancias su galaxia. No hay por qué conformarse, se puede buscar solución, otra forma de enfrentarse a las cosas, siempre siendo uno mismo el que elige el camino que quiere recorrer. En esta linea, la pauta es hablar, hablar de todo lo que pase por la cabeza para poder desentrañar esos nudos.
¿Qué tipo de terapia aplicas? ¿Nos podrías describir cómo es una primera sesión?
Mi formación parte de la terapia psicoanalítica – basada en los trabajos de Freud y diversos psicoanalistas sobre el inconsciente, los aspectos reprimidos, la sexualidad y aspectos ocultos en el ser humano entre otros. En la primera sesión escucho qué es lo que les trae a terapia, cuál es la demanda o queja, qué esperan de su asistencia.
¿Cuáles son los pasos previos al diagnóstico?
No trabajo con diagnóstico a menos que sean casos graves. No trato enfermedades, trato personas.
En ocasiones, son los propios familiares de los pacientes los primeros que se interesan en la búsqueda del profesional para ayudar a su allegado. ¿Cómo se abordan estas situaciones cuando el paciente no es el convencido de acudir a un terapeuta?
Si el paciente no quiere venir, le digo claramente que es decisión suya. La terapia, la sesión, es un espacio para él, tanto si quiere utilizarlo como si no.
¿Dispones de alguna cifra de pacientes atendidos o número de terapias a lo largo de tu carrera? ¿Podrías hacer una estimación?
Llevo desde el año 2001 atendiendo pacientes en consulta privada. Por lo tanto, con doce años de práctica puedo decir que cosecho una lista considerable de tratamientos y/o pacientes.
¿Qué ventajas consideras que aporta la terapia online al paciente?
No soy muy partidaria, honestamente, pero creo que hay encuadres en los que se puede utilizar si no es posible de otra manera – distancia, movilidad, problemas personales serios. No obstante, es importante establecer unas normas básicas entre el profesional y el paciente ante tal método terapéutico.
¿A través de qué métodos asesoras y atiendes a los pacientes que están lejos geográficamente de ti?
Básicamente el teléfono para confirmar citas y la videoconferencia para las sesiones.
Es fácil que los pacientes encuentren en internet y otros medios anuncios y reclamos de personas que ejercen actividades terapéuticas o de coach pero que no son psicólogos ni profesionales. ¿Qué le recomiendas a estos pacientes que no saben a quién acudir? ¿Cómo diferenciar del profesional válido del que no lo es?
Hay que diferenciar lo que se quiere: si un profesional con una base teórica que pueda profundizar en lo más íntimo y doloroso, o un entrenador personal que enseñe habilidades como si se tratara de un gimnasio. A partir de ahí, cada uno toma partido según su decisión.
¿Ofreces talleres, charlas, encuentros prácticos con pacientes?
Sí que realizo talleres y charlas pero no con pacientes, sino con otro público interesado en la psicología.