Desde que Freud ideó el psicoanálisis la terapia ha dado un giro completo. No solo ha perdido reconocimiento, si no que el mundo ha evolucionado y con él, las tecnologías. ¿Quién imaginaria hace 30 años que las consultas se verían inundadas de aparatos tecnológicos? La novedosa técnica llamada Biofeedback es el perfecto ejemplo de esto.
¿Qué es el biofeedback?
El anglicismo nos puede dar algunas pistas. Un método basado en un sistema de sensores por los cuales el paciente puede observar en tiempo real su respuesta fisiológica al estrés. Es decir, se informa al individuo sobre lo que ocurre en diversas partes de su cuerpo, así, aprende a asociar esos fenómenos con ciertas emociones y con un poco de tiempo, llega a ser capaz de regular sus funciones corporales.
Por ejemplo, María se siente ansiosa y su cuerpo reacciona con tensión en los brazos. Esta técnica indicaría a María que su tensión, pulso o temperatura corporal aumentan y producen la tensión corporal. Esto acarrea a la paciente contracturas o cansancio. El tratamiento consistiría en llevar un registro de sus parámetros y hacerle consciente de esta información, darle feedback a través de las sesiones con profesionales. Esto permitirá que María aprenda a mejorar su salud y rendimiento, aumentando su grado de autoconocimiento y autocontrol.
¿Qué supone la implantación de esta técnica?
La aparición de esta nueva técnica rompe con todas las creencias anteriores. Y es que, tiempo atrás se creía que mente y cuerpo iban por diferentes caminos. Pero la ciencia demuestra día a día que esto es erróneo. Se pensaba que la mente consciente estaba separada de las funciones corporales. Pero en los últimos años se ha podido confirmar que ambas partes van de la mano, así, podemos aprender con mayor eficacia métodos de relajación, afrontar la ansiedad o maneras efectivas de superar los traumas.
Al ser tan novedoso, los expertos se enfrentan a un gran desafío. Deben prestar atención tanto a las sensaciones que se experimentan como a la información que facilitan los sensores. A lo largo de las sesiones, los progresos van siendo cada vez más visibles y se instauran en nuestra rutina.
Esta técnica, además, se ha probado científicamente con un alto grado de eficacia en casos de insomnio, TDAH, dolores crónicos, trastornos de ansiedad o fobias, entre otros. A un así, Su utilidad sigue investigándose dependiendo de a qué se quiera aplicar.

Tipos de biofeedback
La sencillez de este procedimiento es la que hace que sus aplicaciones puedan ser muy variadas. Usarse con infinidad de sensores, máquinas o programas informáticos. Estos son algunos de los tipos que están teniendo mayor uso:
- Neurofeedback. Se ofrece información al paciente de la actividad cerebral, de esta manera el individuo relaciona las sensaciones con la retroalimentación que le ofrece la máquina. Es la aplicación que más vinculo tiene con la psicología.
- Registro del sistema nervioso somático. Como su nombre indica, recogen información del sistema nervioso somático, el que trasmite las órdenes voluntarias. Se centra en la información relativa a los músculos.
- Registro del sistema nervioso automático. En este caso, son las acciones involuntarias las protagonistas. Se relaciona con el ritmo cardíaco, los niveles hormonales o la temperatura corporal. Al tener conocimiento sobre sus niveles es más sencillo corregirlos cuando existen desajustes.
Este método es totalmente compaginable con las terapias genéricas conocidas, como las que ofrecen nuestros psicólogos online.
Incluso coordinar ambas puede ser muy beneficioso ya que las indicaciones que ofrece el psicólogo pueden ser útiles para afrontar la técnica Biofeedback. Podríamos hablar realmente, de un sustitutivo de técnicas de relajación o meditación. La diferencia radica en la motivación y el compromiso que el paciente adquiere con esta nueva técnica.
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