Dentro de la psicología, los sexólogos se encargan de tratar de los trastornos sexuales. Estos son problemas que afectan a la sexualidad y a la capacidad de tener relaciones sexuales placenteras. Pueden afectar a cualquier persona, independientemente de su edad, género u orientación sexual. Los trastornos sexuales pueden alterar la calidad de vida de las personas que los padecen.
10 trastornos en los que puede ayudar un sexólogo

¿Qué es un sexólogo y cómo puede ayudar?
Un sexólogo es un profesional de la salud mental que se especializa en tratar problemas relacionados con la sexualidad. Pueden ayudar a las personas a entender y superar cualquier problema sexual que puedan estar experimentando, ya sea un trastorno o cualquier otro problema relacionado con la sexualidad.
El sexólogo también puede ayudar a las parejas a mejorar su vida íntima y a resolver problemas en la relación.
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Pedir cita¿Por qué se dan los trastornos sexuales?
Los trastornos pueden darse por un amplio abanico de factores:
El estrés
El estrés puede provocar trastornos sexuales de varias maneras. El estrés puede afectar el sistema nervioso y puede interferir con la respuesta sexual normal. Puede reducir la libido y puede dificultar la erección en los hombres y la lubricación en las mujeres.
El estrés también puede impactar en la salud mental, lo que puede contribuir a trastornos como la depresión y la ansiedad, que a su vez interfieren en la respuesta sexual. Es posible que el estrés afecte a la relación de pareja, dificultando la comunicación y el vínculo emocional, lo que acarrea consecuencias en la vida sexual.
Este problema se acentúa cuando la persona siente que no tiene el control sobre la situación que está causando el estrés y cuando la carga de trabajo es excesiva. También puede aumentar en personas que tienen problemas de salud mental o que han tenido experiencias traumáticas previas.
La fatiga
La fatiga al igual que el estrés puede reducir la libido y dificultar las respuestas sexuales. La fatiga puede afectar a la salud mental, y puede contribuir a trastornos como la depresión o la ansiedad, que como ya hemos mencionado pueden afectar a la respuesta sexual.
La fatiga es más acentuada cuando la persona no está descansando lo suficiente o cuando está sometida a una carga de trabajo muy elevada. También puede agudizarse en personas que tienen problemas de salud física o que tienen trastornos del sueño.
El uso de ciertos medicamentos
Los medicamentos que pueden afectar la respuesta sexual pueden usarse para diversas dolencias, como tratar la presión arterial, el asma o trastornos psiquiátricos como la depresión y la ansiedad.
Problemas de salud física
Los problemas de salud física que pueden afectar la respuesta sexual incluyen desde enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad y el síndrome metabólico, hasta enfermedades que afectan al sistema nervioso como la esclerosis múltiple o el Parkinson. Estas dolencias pueden desencadenar en problemas de salud sexual como las infecciones de transmisión sexual y los problemas de salud reproductiva como la endometriosis.
Problemas en la relación
Aquí hablamos de la falta de comunicación, la falta de vínculo emocional, el estrés y la conflictividad. A mayores podemos encontrar problemas causados por la infidelidad, la diferencia de intereses o de necesidades y expectativas en la relación.
Ansiedad
La ansiedad puede ser especialmente aguda en situaciones nuevas o inciertas, y puede ser más intensa en personas con problemas de salud mental previos.
Depresión
La depresión es un trastorno mental grave. Los síntomas de la depresión incluyen tristeza persistente, pérdida de interés en actividades que solían ser placenteras, cambios en el apetito y el sueño, fatiga y pérdida de energía, dificultad para concentrarse o tomar decisiones, y pensamientos autolíticos.
Tipos de trastornos sexuales más comunes
Existen muchos tipos de trastornos que puede ser tratados por un sexólogo, pero algunos de los más comunes son:
Disfunción sexual:
La disfunción sexual es un problema común que puede afectar a hombres y mujeres de todas las edades. Puede incluir problemas para tener o mantener una erección en los hombres, para llegar al orgasmo en las mujeres o para sentir excitación sexual durante un acto sexual en ambos géneros.
La disfunción sexual puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo problemas de salud física, estrés, ansiedad o depresión, problemas en la relación o el uso de ciertos medicamentos.
La disfunción sexual puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de las personas que la padecen y puede afectar la confianza y la autoestima.
Hablaríamos de casos como:
- El vaginismo: trastorno sexual femenino en el que hay una contracción involuntaria de los músculos del suelo pélvico durante la penetración sexual. Esto puede dificultar o impedir la penetración sexual y puede causar dolor durante las relaciones sexuales.
- La eyaculación precoz: trastorno sexual masculino en el que el hombre eyacula de manera involuntaria durante la actividad sexual a una edad temprana. Esto puede dificultar el disfrute sexual y puede ser frustrante para la persona y su pareja.
- La dispareunia: trastorno sexual en el que hay dolor durante las relaciones sexuales. Puede afectar a tanto a hombres como a mujeres, y puede producirse por varias causas, como problemas de salud física, problemas emocionales o de relación.
La labor, en este caso, de un sexólogo pasa por proporcionar consejos y estrategias para mejorar la vida sexual, analizando si hay algún subyacente previo que derive en esos problemas físicos.
La terapia puede ser una forma efectiva de abordar la disfunción sexual y puede ayudar a las personas a entender y superar su problema sexual.
Trastornos de deseo sexual:
Los trastornos de deseo sexual incluyen tanto un deseo sexual bajo como un deseo sexual excesivo. Afectan tanto a hombres como a mujeres y pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida y en la relación de pareja.
Un deseo sexual bajo, también conocido como hipoactividad sexual o disfunción sexual hipoactiva, se refiere a una falta de deseo sexual o a una disminución del interés en el sexo. Puede ser causado por una variedad de factores, como el estrés, la fatiga, la depresión, el uso de ciertos medicamentos o problemas de salud física.
Por otro lado, el deseo sexual excesivo, también conocido como hiperactividad sexual o trastorno compulsivo sexual, se refiere a una necesidad compulsiva de tener relaciones sexuales o de participar en comportamientos sexuales peligrosos. Esto puede afectar a la vida cotidiana de la persona y puede acarrear problemas de salud física y emocional.
Trastornos de la identidad sexual:
Los trastornos de la identidad sexual incluyen la incertidumbre o el conflicto con respecto a la propia identidad sexual.
Estos trastornos pueden ser especialmente difíciles de abordar, ya que pueden afectar a muchos aspectos de la vida de una persona. Las personas con trastornos de la identidad sexual pueden sentirse confundidas acerca de sus emociones y sentir una gran presión social para encajar en un rol específico.
Es importante recordar que los trastornos de la identidad sexual son complejos, y que cada persona es única. No hay una solución común que valga para todos. Es importante trabajar con un profesional para encontrar un enfoque de tratamiento que funcione para ti. No tengas miedo de pedir ayuda. Recuerda que eres valioso y mereces ser respetado y apoyado.

Trastornos de la excitación sexual:
Los trastornos de la excitación sexual son problemas para sentir excitación sexual o para alcanzar el orgasmo. Estos trastornos pueden afectar tanto a hombres como a mujeres y pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida y en la relación de pareja.
Los trastornos de la excitación sexual en las mujeres se conocen como disfunción sexual hipoactiva y pueden incluir dificultad para sentir placer durante el acto sexual o para alcanzar el orgasmo. Los trastornos de la excitación sexual en los hombres se conocen como disfunción eréctil y pueden incluir problemas para tener o mantener una erección durante el acto sexual.
Trastornos de la eyaculación:
Los trastornos de la eyaculación abarcan dificultades para controlar la eyaculación durante el acto sexual. Estos trastornos pueden afectar a hombres de todas las edades.
Existen dos tipos principales de trastornos de la eyaculación: la eyaculación precoz y la eyaculación retrasada o difícil. La eyaculación precoz se refiere a la eyaculación que ocurre demasiado rápido durante el acto sexual y puede ser frustrante tanto para la persona que la padece como para su pareja. La eyaculación retrasada o difícil se refiere a la dificultad para eyacular durante el acto sexual o a una eyaculación muy lenta.
Los trastornos de la eyaculación pueden ser causados por una variedad de factores, como problemas de salud física, el uso de ciertos medicamentos o problemas emocionales.
Trastornos de la lubricación:
Los trastornos de la lubricación incluyen problemas para producir suficiente lubricación durante el acto sexual. Estos trastornos pueden afectar a mujeres de todas las edades.
La lubricación es una secreción natural del cuerpo que ayuda a reducir la fricción y el dolor durante la penetración. Los trastornos de la lubricación pueden ser causados por una variedad de factores, como el estrés, la fatiga, la depresión, la ingesta de medicamentos o problemas de salud física. También pueden estar relacionados con problemas de pareja o con problemas psicológicos.
Trastornos de la orientación sexual:
Los trastornos de la orientación sexual incluyen conflictos o incertidumbre en cuanto a la atracción sexual hacia otras personas. Estos trastornos pueden ser particularmente difíciles de abordar debido al estigma y la discriminación que a menudo enfrentan las personas con orientaciones sexuales no normativas.
Es importante tener en cuenta que no hay nada de malo en tener una orientación sexual diferente a la generalizada. Todas las orientaciones sexuales son válidas y merecen el mismo respeto.
Los trastornos de la orientación sexual pueden incluir la incertidumbre o el conflicto en cuanto a la atracción sexual hacia personas del mismo o del sexo opuesto, o hacia personas de todos los géneros. También pueden incluir la sensación de no encajar en ninguna categoría de orientación sexual o de género específica.
Trastornos de la identidad de género:
Los trastornos de la identidad de género incluyen una discordancia entre la identidad de género de una persona y el sexo asignado al nacer. Esto puede incluir sentir que se es un hombre o una mujer en un cuerpo de sexo opuesto, o no sentirse completamente hombre ni mujer. Los trastornos de la identidad de género son diferentes de la orientación sexual y no tienen nada que ver con quién atrae a una persona.
Los trastornos de la identidad de género pueden ser causados por una variedad de factores, como problemas emocionales, de salud mental, o por factores biológicos que aún no se comprenden completamente.
Trastornos sexuales compulsivos:
Los trastornos sexuales compulsivos, también conocidos como trastornos de control de impulsos sexuales, incluyen la necesidad de participar en comportamientos sexuales de manera recurrente y sin control. Estos comportamientos pueden incluir la adicción al pornografía, el uso de sitios web de citas o el acoso sexual. Los trastornos sexuales compulsivos pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida y en las relaciones personales, y pueden ser difíciles de abordar debido al estigma y la vergüenza que a menudo conllevan.
Un sexólogo puede ayudar a tratar los trastornos sexuales compulsivos proporcionando terapia individual o de pareja, proporcionando consejos y estrategias para controlar los comportamientos compulsivos. La terapia cognitivo-conductual puede ser especialmente útil en el tratamiento de estos trastornos y puede ayudar a las personas a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento inadecuados.
Trastornos sexuales relacionados con el trauma:
Los trastornos sexuales relacionados con el trauma incluyen problemas de disfunción sexual o de respuesta sexual como consecuencia de experiencias de abuso u otros traumas previos. Estos trastornos pueden incluir dificultad para sentir placer durante el acto sexual, problemas para tener o mantener una erección, y dificultad para alcanzar el orgasmo. Los trastornos sexuales relacionados con el trauma también pueden incluir miedo o ansiedad relacionados con el acto sexual, o falta de interés en el acto sexual.
Estos trastornos sexuales pueden ser especialmente difíciles de abordar debido a la vergüenza y el miedo que suelen traer aparejados. Pueden afectar significativamente a las relaciones personales, y pueden requerir tratamientos especializados y apoyo.
Ponte en manos de un experto
Si sientes que tienes un problema sexual o simplemente quieres mejorar tu vida en este terreno, es importante buscar la ayuda de un profesional.
Los sexólogos tienen las capacidades necesarias para ayudarte a tratar estos problemas de manera efectiva y proporcionarte consejos y estrategias para mejorar. Además, los sexólogos pueden trabajar con otro tipo de profesionales de la salud, como médicos o terapeutas, para proporcionar un enfoque integral al tratamiento.
En una sesión con un sexólogo, se trabajará en abordar el trastorno sexual específico que esté afectando a la persona y se buscarán maneras efectivas de mejorar la respuesta sexual.
Esto puede incluir evaluar la salud física y mental de la persona, explorar cualquier problema subyacente que pueda estar contribuyendo al trastorno y discutir estrategias para controlar el estrés y la ansiedad.
Conclusión
Los trastornos sexuales pueden afectar a la calidad de vida de las personas que los padecen.
Si crees que tienes un trastorno sexual o deseas progresar en tu vida sexual, es importante contar con un profesional. Un sexólogo está cualificado para ayudarte a tratar estos problemas de manera efectiva. No tengas miedo, es importante trabajar con un experto que te ayude a encontrar el tratamiento más adecuado para ti.