Sharenting o sobreexposición de los hijos en las redes

David, de 9 años, se quejaba el otro día durante su sesión: “¡Papá tiene un móvil nuevo, muy chulo y ahora no para y, además le ha dado el suyo a mamá y ella tampoco para!» . «¿Parar, no paran de usarlo, David? ¡Eso será porque estarán emocionados con su nuevo móvil!«, le dije. La respuesta fue tajante: “no, no paran de hacernos fotos a mí y a Alicia”. –¿Y qué hacen con ellas?. -“No sé, dicen que las suben, pero no sé dónde…”, me responde.
Sin quererlo, David estaba hablando de un fenómeno del cual se habla mucho: el sharenting o sobreexposición de la vida de los hijos a las redes sociales con todas las posibles consecuencias.
¿Qué es el sharenting?
Sharenting es un término inglés proveniente de la mezcla de “share” o compartir y “parenting” o crianza. Indica la conducta de algunos padres que comparten muchas fotografías de sus hijos en redes sociales hasta el punto que, según diversos estudios, la vida de su hijo puede ser rastreada minuciosamente desde su primera ecografía hasta el desayuno de esta mañana.
Este aspecto no esta exento de riesgos, no solo para los niños, sino también para los padres y para todos aquellos miembros de la familia. Es habitual que hermanos mayores, tíos o abuelos sientan la misma necesidad de compartir fotos de los menores, como los amigos de los propios padres.
Existe un sharenting funcional en que los padres o familiares acuden a la red en búsqueda de ayuda y consejos acerca de problemas diversos durante la crianza. Sin embargo, es importante que los padres se pregunten si revelar datos sobre sus hijos en la red puede comprometer su seguridad actual.

Según el libro American girls: social media and the secret life of teenagers, el 92% de los menores en USA tienen una identidad digital a los dos años de edad y, antes de cumplir los 5 años, sus padres han compartido, aproximadamente, 1000 fotografías de ellos en sus redes sociales. Pero no se trata únicamente de USA ni solo de famosos. El sharenting o sobreexposición se ha convertido en una práctica común sin pensar en las posibles consecuencias.
Se atribuye el término “sharenting” al Wall Street Journal que ya en el año 2013 publicó una serie de artículos acerca del tema. Desde entonces, tanto el desconocimiento acerca de los peligros de la red como la falta de responsabilidad en cuanto a seguridad en el uso de las redes sociales de los padres, ha producido una fusión de las palabras over-sharing (compartir de forma desmesurada) y parenting (paternidad o crianza) .
El over-sharing se refiere a compartir – exagerada e inapropiadamente- fotos y vídeos de nuestros hijos en las redes sociales. Ello puede afectar negativamente a la vida de nuestros hijos, cundo tengan algo más de edad, ya que vulneran su derecho a la imagen y a la protección. Recordemos que son nuestros hijos pero no son de nuestra propiedad, tendrán su propia personalidad y les podrán gustar las redes sociales…o no…
¿Dónde compartimos?
En redes sociales, habitualmente en Facebook o Instagram. Actualmente, también en WhatsApp. Con menos frecuencia, en Twitter y YouTube.
El 80% del contenido publicado en Facebook e Instagram tiene relación con nuestros hijos y sus momentos especiales. El día de inicio de las clases, un día en que consiguen algo, otro en que se lo pasan muy bien o un día muy señalado. Eso sí, se evita cualquier momento doloroso o conflictivo. Básicamente, como si la vida fuera de color rosa, toda alegría y felicidad y no existieran los momentos tristes ni el dolor. Vaya, un escaparate que muestra una vida inventada y que producirá adolescentes con una muy baja tolerancia a la frustración, egocéntricos, poco comunicativos con la familia y altamente expansivos con los amigos.
Respecto al sharenting funcional, cuando los padres se conectan a Internet o a las redes buscando información, lo hacen en un 28% sobre alteraciones del sueño, 26% de alteraciones de la alimentación, 19% de disciplina, 17% guarderías y un 13% sobre problemas de comportamiento. Todo ello no es muy diferente de lo que podría preguntar a otros padres en la sala de espera del pediatra, en el parque, a la salida de la guardería, del colegio o, incluso, mejor, a un profesional.
La única diferencia es que las redes aportan la posibilidad de conectarse con muchos padres a la vez, en distintos lugares, con dudas parecidas y para las que, tal vez, no hallen a nadie que les pueda responder físicamente.
¿Cuáles son los riesgos para los menores y las responsabilidades de los padres?
Los riesgos a los que los padres exponen a sus hijos a través del “sharenting” en redes son:
- Que en el futuro, tus hijos sientan vergüenza. Las fotos que subas de tus hijos a las redes sociales crean una “huella digital” como si fuera su carnet de identidad en la red, solo que tu hijo no ha elegido entrar en las redes sociales. ¿Y si no le gusta exponerse? Piensa que las fotos colgadas, y quizás olvidadas, en medio de la vorágine de subidas, les avergüencen cuando lleguen a adolescentes y les hagan comentarios desde jocosos hasta “crueles” acerca de dichas fotos. Es importante usar las opciones de privacidad para configurar quien verá lo que publicamos pero, también, la frecuencia de lo que publicamos.
- Puedes dejar de tener controlado la fotografía o el comentario subido a la red. De alguna manera, ambos quedan “flotando” y se corre el riesgo de que cualquiera, con finalidades maliciosas, pueda copiarla, etiquetarla, guardarla o usarla para crear un perfil falso de una persona adulta.
- La identidad digital que has creado de tus hijos puede reunir datos valiosos para comerciantes de datos. Todo lo que cuentas es posteriormente usado por los publicitantes de las redes sociales que llegan a ti dado que conocen tus gustos y costumbres.
Por todo ello, es muy importante proteger la reputación digital de los menores.
Por vuestra seguridad, privacidad y protección de datos
La tercera preocupación del 75% de los padres que suben fotos y vídeos de sus hijos a las redes, según la encuesta realizada por Sarah J.Clark (2015) en la Universidad de Michigan, era que un tercero tuviera acceso a estos contenidos, presumiblemente privados, acerca de la vida de sus hijos.
A pesar de que los padres son los que advierten a sus hijos de los riesgos del ciberbullying, en realidad son los propios padres los que cometen los primeros errores. Un ejemplo claro es que mantienen la geolocalización a la vez que se suben las primeras fotos de sus hijos con nombres , apellidos e, incluso, el nombre de la escuela o del lugar habitual de veraneo de la familia.
Sus datos se están compartiendo no sólo con su contacto sino con los contactos del mismo y los contactos de su contacto, produciendo una ola expansiva que hace llegar la información sobre nuestros hijos a completos extraños.
Un problema importante se da en casos de divorcio, especialmente, si este es contencioso; una de las partes tiene necesidad de subir a sus redes cada pequeño movimiento que haga con sus hijos, tanto en foto como en vídeo, para que quede claro “lo mucho que estoy por mis hijos”. Así, intentan dar una sensación de que sus hijos están mejor con la parte A que con la parte B . Sin embargo, ser padres significa, entre otras cosas, velar por la intimidad, la protección y la seguridad de sus hijos. Por tanto, es un enfoque totalmente erróneo ya que, tanto A como B, van a ser padres de sus hijos toda la vida y todo aquello que tenga que ver con la huella digital debería ser consensuado, igual que la educación y la salud.

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Pedir citaAl otro lado del sharenting; los riesgos de exponer
Existen dos prácticas que se hallan al otro lado del sharenting:
- Secuestro digital Es el robo de las fotos de niños que los padres han subido a las redes, especialmente, de bebés. La finalidad es la creación de perfiles falsos de manera en que se organizan juegos de rol en que se puede “adoptar” a esos niños cuyas imágenes han sido robadas. La app más usada con esta finalidad se halla en Instagram, bajo el hasthag #babyrp, y que contiene más de 60.000 fotos de niños. Afortunadamente, algunas de estas cuentas ya se han conseguido cerrar pero, hay otras, que, a la vez, se van abriendo. La primera vez que se detectó esta actividad fue en 2014 y, desde entonces, va en aumento ya que más padres de menores de 13 años, sobreexponen a sus hijos a las redes.
- Morphing Muy relacionado con el secuestro virtual pero extendido, sobre todo, a través de las redes de pornografía infantil. Se trata de robar fotografías de nuestras hijas, sobre todo, de Facebook. Obviamente, esta red pertenece a los padres y no a las niñas. Entonces, se hace un montaje entre las caras de nuestras hijas y los cuerpos de las niñas víctimas de explotación sexual y la mayoría de fotomontajes acaban en webs relacionadas con la pedofilia.
Pautas para un uso saludable de las redes

- Intenta que, cuando vaya a publicar algo – ya sea una imagen, una fotografía o una información – sobre tu hijo no tenga algún tipo de significado final, por ejemplo, comunicación con unos familiares que viven lejos.
- Si publicas contenido en que el que aparecen tus hijos menores, su perfil en la red debe aparecer como privado. Además, debes decidir con quien lo desea compartir. En cualquier caso, piensa que, si en algún momento, quieres cambiar tu perfil a público, eso no supondrá ningún problema de sobreexposición para tus hijos.
- Se recomienda usar los llamados “modales digitales”, es decir, antes de publicar una foto o vídeo, mostrársela a tu hijo, sobre todo si es preadolescente o adolescente, para que manifieste si está de acuerdo.
- Nunca compartas información sobre la geolocalización de tus hijos así como tampoco el nombre completo ni la fecha de nacimiento. Estos son datos que, habitualmente, se “roban” para crear identidades falsas o para producir un robo de identidad.
- No publiques fotos que revelen detalles de la vida cotidiana de tus hijos, ya sea el nombre de las escuelas o clubs en que realizan actividades, sus horarios en el colegio y el nombre y la ubicación del mismo, la matrícula y el modelo de tu coche o la dirección de tu vivienda. Así, los conviertes en personas fácilmente localizables.
- Nunca discutas, en abierto, en una red social acerca del comportamiento, el rendimiento académico, comparaciones entre hermanos, celos,…de tus hijos.
- Crear una alerta en Google con el nombre de nuestros hijos que permitirá rastrear cada vez que aparezca nueva información que contenga sus nombres.
- Intenta no publicar imágenes de tus hijos donde se vean desnudos o semidesnudos. Este tipo de fotografías son las más usualmente “robadas” y se pueden hallar, después, en sitios usados por pedofilos.
- Infórmate acerca de la configuración de privacidad de las redes que utilices. De la misma manera, debes ser consciente de que aquello que compartas en un grupo presumiblemente cerrado, se puede convertir en público si los contactos de este grupo lo comparten con sus propios contactos y, así, de una forma indefinida. Existe una pestaña denominada ajustes de privacidad que viene configurada, por defecto, en cada red social pero podemos volver a configurar. Sin embargo, no nos solemos preocupar de esta pequeña pestaña sin darnos cuenta de que, con ella, estamos cediendo todos los derechos sobre las fotos y vídeos que subimos, a la propia red, la cual puede hacer, con ellas, lo que quiera, incluso, venderlas para su propio beneficio. Problemas de no leer la letra pequeña…

El sharenting nos muestra, una vez más, que a medida que progresamos, confundimos más el territorio de la intimidad (aquello que pasa en el interior de casa o de puertas para dentro) con el de extimidad (aquello que pasa en el exterior de casa o de puertas para fuera) ¿Volveremos a encontrar el equilibrio? De momento, parece discutible.
En cualquier caso, y a modo de reflexión, como madre o padre, ¿te irías de casa y dejarías las ventanas y la puerta abierta? Además, igual te apetece pasear, ¿dejarías tu coche fuera del parking, con las llaves puestas, los cristales bajados y las puertas abiertas? Cualquiera de nosotros, diría “¡no, qué barbaridad!”, pero, ¿por qué? “¡por seguridad, obviamente!” y encontraríais tan solo el planteamiento, absurdo.
Pues bien, lo mismo pasa con las fotos y vídeos de tus hijos menores que subes a las redes sociales. Son las ventanas y la puerta abiertas, en definitiva, es la vida de tus hijos expuesta, no tan sólo a quien tú deseas que la vea, sino, también, al ojo del intruso.
Piensa en ellos antes de publicar. Protege su imagen real y virtual.
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