Puede que nunca hayas oído del síndrome de alta exposición, aunque se trata de un fenómeno tan antiguo que los más grandes historiadores de la Antigua Grecia ya hablaban de él mucho antes del nacimiento de Cristo.
Síndrome de alta exposición: ¿Qué es y cuáles son sus consecuencias?


Fue Herodoto, concretamente, quien lo dio a conocer a través de su libro V de Historias. Allí contó la historia de Periandro de Corinto, cuya familia había ocupado el trono durante décadas. Su padre, Cípselo, había gobernado con mano de hierro, pero Periandro aspiraba a gobernar de una manera más pacífica.
Sin embargo, esta poco beligerante posición le trajo problemas. Por eso envió a un mensajero a Mileto, con la finalidad de averiguar, gracias a los consejos de Trasíbulo, como podría mantenerse en el trono.
El mensajero no obtuvo una respuesta verbal por parte de Trasíbulo. Cuenta Herodoto que este se lo llevó a un campo plagado de trigo y que, mientras paseaban, cortó las espigas de trigo que más llamaban la atención por su altura, superior a la del resto del campo.
El mensajero volvió a Corinto y allí se dirigió a Periandro creyendo no haber obtenido un consejo valioso por parte de Trasíbulo. Pero, cuando le contó a Periandro lo que había ocurrido, este comprendió el mensaje: si quería afianzar su dominio sobre Corinto debía aniquilar a todo aquel que destacase, pues podría suponer una amenaza para él.
¿Qué es el síndrome de alta exposición?
El síndrome de la alta exposición es una teoría que explica que, cuanto más destaca una persona, más odio genera en el resto de individuos.
Este fenómeno se conoce, también, con el nombre de «síndrome de la amapola alta». Es así porque normalmente se considera que las flores demasiado altas ensucian los jardines y, por lo tanto, es necesario cortarlas si se quiere mantener la armonía del conjunto.
Es una metáfora perfecta para explica por qué aquellos individuos que son especialmente inteligentes y talentosos, en lugar de despertar admiración en los demás, suelen generar envidia.

Esto ocurre porque se considera que cualquiera que destaque puede amenazar el estatus del resto del grupo. De hecho, es algo bastante común en la escuela, donde los niños más aventajados en los estudios pueden ser diana para las burlas y el acoso, pues el resto de alumnos sienten que les hace quedar mal en comparación.
Y, por supuesto, también ocurre en el mundo laboral, donde en ocasiones se tacha de pelotas a los empleados que muestran iniciativa y proponen mejoras.
No obstante, este fenómeno no es exclusivo de un solo ámbito. ¿Cuántos líderes políticos han acabado mal parados por el simple hecho de ser un imán para las masas? ¿Cuántos adelantados a su época se han enfrentado al rechazo de una sociedad poco preparada para escuchar lo que tenían que decir?
Si la envidia de los demás está empeorando tu vida, quizás sea el momento de ponerte en manos de un psicólogo online.

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Pedir citaLas consecuencias perjudiciales del síndrome de alta exposición
Quienes sufren las consecuencias del síndrome de alta exposición se enfrentan día tras día a la contradicción. Por un lado viven inmersos en una sociedad que premia el éxito y que, de hecho, lo sitúa como el fin último de la vida.
Por el otro, se enfrentan a diario al rechazo precisamente por ser aquello que la sociedad dice que tienen que ser. Esta constante contradicción puede hacerles sentir verdaderamente infelices y puede provocar consecuencias como:
- Exclusión social. Cuando alguien destaca demasiado, es probable que el resto consideren que, cuanto más cerca estén de esa persona, peor parados saldrán. Por ese motivo quienes son excesivamente talentosos o inteligentes pueden enfrentarse a la exclusión social.
- Miedo. ¿Cómo te sentirías si supieras que el hecho de ser eficiente puede hacer que tu vida sea un infierno? Quienes han sido excluidos por este motivo en el pasado y quienes han sido testigos de la envidia que generan las personas competentes a menudo sienten miedo de mostrarse tal y como son. Por eso prefieren ocultar sus capacidades, para no ser objeto del odio de los demás.
- Baja autoestima. Cuando solo recibes críticas y rechazo por parte de tu entorno es fácil empezar a pensar que el problema no es suyo, sino tuyo. La falta de comprensión y apoyo pueden herir gravemente su autoestima y hasta hacerles pensar que no merecen el cariño de los demás.
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