Tal vez nunca hayas oído hablar del síndrome del comedor selectivo. A diferencia de otros Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) esta afección es apenas conocida por el grueso de la sociedad. Sin embargo, es probable que muchos padres estén familiarizados con sus síntomas, puesto que afecta fundamentalmente a niños.
Pero ¿en qué consiste el síndrome del comedor selectivo? Podemos definir este trastorno como un problema de alimentación caracterizado por el rechazo sistemático a alimentos que no han sido probados con anterioridad.
Aunque es perfectamente normal disfrutar más unos alimentos que otros, los niños afectados por esta conducta suelen basarse en la apariencia y la textura de los alimentos desconocidos. Es decir, los afectados no tienen ningún motivo racional para negarse a probar alimentos. Esta conducta supone un motivo de preocupación para los padres, que ven cómo sus hijos se alimentan siguiendo una dieta restrictiva que no pasa de los diez alimentos.
Sin embargo, ciertas características de este trastorno podrían afectar a niños perfectamente sanos. Durante ciertas etapas, el rechazo a algunos grupos de alimentos puede ser una actitud completamente normal.

Neofobia alimentaria: la base del síndrome del comedor selectivo
Un estudio de la Universidad del País Vasco define la neofobia alimentaria como el “miedo a probar alimentos nuevos […] considerado como característico de una etapa del desarrollo de los niños». Este comportamiento suele tener su apogeo entre los 2 y los 6 años, edad a partir de la cual comienza a desaparecer.
Los niños afectados por la neofobia se niegan a probar ciertos alimentos basándose en la apariencia o la textura de los mismos. Los investigadores de la Universidad del País Vasco afirman que «los niños más neofóbicos comen menos fruta y verduras, más grasa y dietas menos variadas que sus compañeros neofílicos».
Paul Rozin, profesor de psicología en la Universidad de Pensilvania, introdujo por primera vez el término «neofobia» en 1976, en el artículo titulado «La selección de alimentos en ratas, humanos y otros animales«.
Según Rozin, los humanos nos vemos afectados por «el dilema del omnívoro», que enfrenta la neofilia y la neofobia. La neofilia describe nuestra necesidad de tener una ingesta variada de alimentos para así poder incorporar todos los nutrientes necesarios en nuestra dieta. La neofobia, por el contrario, describe el rechazo a todos aquellos alimentos que no conocemos y que podrían suponer un riesgo para nosotros.
El síndrome del comedor selectivo: cuando la neofobia se convierte en motivo de preocupación
Para poder hablar del síndrome del comedor selectivo la neofobia debe ser extrema. Cuando la alimentación se basa en menos de diez alimentos durante un periodo de dos años, entonces podemos concluir que se trata de este Trastorno de la Conducta Alimentaria.
Los síntomas más comunes son:
- Dieta poco flexible y, por consecuencia, poco saludable.
- Rechazo irracional hacia ciertos grupos de alimentos en base a su textura o su apariencia.
- Ansiedad provocada por la posibilidad de tener que probar nuevos alimentos.
- Incapacidad para adaptarse a los cambios que se traduce en la adopción de una dieta inflexible, basada en aquellos alimentos que no suponen ninguna novedad.
- Exceso o déficit de alimentos durante ciertas comidas:
- Desayuno escaso o inexistente.
- Cenas excesivas, basadas generalmente en la ingesta de hidratos de carbono.
- Atracones nocturnos que interrumpen las horas de sueño e impiden un descanso normal.

Principales consecuencias del síndrome del comedor selectivo
Como ya hemos explicado, los omnívoros necesitamos disfrutar de una dieta variada para cubrir las necesidades de nuestro cuerpo. Eliminar esta variedad puede desembocar en problemas como:
- Malestar general.
- Dificultad para concentrarse.
- Problemas de cicatrización.
- Problemas relacionados con un menor coeficiente intelectual, como un bajo rendimiento escolar.
- Aislamiento provocado por el temor a acudir a eventos sociales en los que haya comida.
Otros grupos susceptibles al síndrome del comedor selectivo
A pesar de que el síndrome del comedor selectivo es especialmente frecuente en niños de muy corta edad, hay otros grupos susceptibles de desarrollar este Trastorno de la Conducta Alimentaria. En primer lugar cabe destacar que las personas afectadas por el síndrome del comedor selectivo durante la infancia pueden seguir sufriéndolo en la etapa adulta.
Sin embargo, este síndrome también puede desarrollarse sin que ningún comportamiento en la infancia haga sospechar de ello. Los deportistas, especialmente aquellos que practican el deporte de manera profesional, son particularmente susceptibles a restringir alimentos.
Muchos deportistas basan su alimentación única y exclusivamente en la ingesta de proteínas e hidratos de carbono, con el objetivo de conseguir una mayor masa muscular. Los deportistas también son especialmente susceptibles a desarrollar otros Trastornos de la Conducta Alimentaria, como la ortorexia (o la obsesión por la comida sana) o la vigorexia (una afección relacionada con la imagen corporal que se caracteriza por la necesidad de desarrollar más y más masa muscular).

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Pedir citaDel mismo modo, aquellas personas que buscan bajar de peso pueden embarcarse en dietas restrictivas, como la popular dieta cetogénica. Las personas que siguen una alimentación cetogénica reducen al máximo la ingesta de hidratos de carbono y, al mismo tiempo, aumentan la ingesta de proteínas y grasas.
La dieta keto comenzó a ganar adeptos de manera exponencial hace un par de años; Internet está lleno de recetas «keto», así como de testimonios de gente que da fe de su cambio físico gracias a este tipo de dietas. Sin embargo, no es oro todo lo que reduce: dietas como la cetogénica pueden provocar conductas alimentarias obsesivas, debido a la restricción de determinados grupos de alimentos.
A la hora de tener una buena relación con la comida es imprescindible comprender que no hay grupos de alimentos buenos y malos. No es un proceso fácil: requiere olvidar mitos tan extendidos como ese que afirma que no es recomendable ingerir fruta durante la cena y recordar que una alimentación saludable se basa en la variedad y el equilibrio.

¿Cómo frenar el síndrome del comedor selectivo?
Si sospechas que tu hijo o algún otro ser querido es víctima del síndrome del comedor selectivo debes saber que erradicar el problema está muy por encima de tus capacidades. Superar un Trastorno de la Conducta Alimentaria es posible, pero la intervención de un profesional de la psicología es imprescindible para conseguirlo.
Sin embargo, eso no significa que no puedas servir de ayuda. En muchas ocasiones, los familiares y amigos de las víctimas de TCA son una pieza fundamental a la hora de comenzar el tratamiento. Es común que las víctimas no sean conscientes o no quieran aceptar el problema, por lo que hablar con ellas puede ser un buen comienzo para la erradicación del trastorno.
En el tratamiento de un TCA como el síndrome del comedor selectivo suelen intervenir, además de psicólogos, otros profesionales de la salud, como es el caso de los endocrinos. Para que los pacientes superen la enfermedad es necesario eliminar las creencias erróneas relacionadas con las comidas.
Además, en muchas ocasiones los psicólogos encargados del tratamiento de los TCA trabajarán la autoestima del paciente. La colaboración con la familia es esencial, pues son ellos los que acompañan al paciente en su día a día.
Si eres víctima del síndrome del comedor selectivo, o conoces a alguien que sufra este o cualquier otro trastorno alimentario, nuestros psicólogos pueden ayudarte. En Siquia somos expertos en terapia online desde el año 2012. Además, con nosotros la primera cita es completamente gratuita y sin compromiso de permanencia.
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