La acción de somatizar es mucho más común de lo que parece, porque quienes están familiarizados con ella rara vez saben qué les ocurre.
Ese es el caso de Ricardo, que tiene 39 años y llega a la consulta después de un largo periplo por diversos cardiólogos. Tras descartar que la taquicardia, la opresión precordial y la disnea que padece respondan a motivos orgánicos, ha decidido acudir al psicólogo, aunque no sabe si podremos hacer algo por él.
Por su parte, Elena tiene 21 años y llega a la consulta tras haberse sometido a muchas pruebas y analíticas que confirman que su dolor en el estómago tampoco tiene nada que ver con ninguna patología orgánica.
Aunque todavía no lo saben, tanto Ricardo como Elena presentan un trastorno por somatización causado, generalmente, por una elevada ansiedad.
¿Os encontráis en situaciones parecidas a Ricardo o Elena? Veamos, pues, qué les ocurre.

¿Qué es un trastorno por somatización? ¿Qué no lo es?
El trastorno por somatización tiene lugar cuando alguien percibe dolencias o síntomas físicos que no tienen un origen concreto y que, sin embargo, provocan una excesiva preocupación.
Se diagnostica este trastorno a aquellos pacientes que presentan una preocupación significativa sobre el posible deterioro de su salud, debido a las dolencias que aparecen como consecuencia de los síntomas somáticos.
Por lo general, estas personas perciben sus problemas de salud como algo complejo y de difícil tratamiento. Esto sucede por el hecho de que ninguna prueba médica es capaz de encontrar el origen de la patología.
Aquellos que comienzan a somatizar suelen quejarse acerca de síntomas físicos corrientes, vagos, difusos e inespecíficos, que pueden afectar a cualquier parte del organismo.
También suelen aparecer pensamientos asociados, que provocan una elevada ansiedad que puede interferir de forma clínicamente significativa en la vida académica, laboral, social y familiar del paciente.
La somatización es, por lo general, un proceso inconsciente e involuntario. Por tanto, no se debe confundir con la simulación consciente y voluntaria de síntomas, cuya motivación es siempre un incentivo externo ya sea en forma de obtener más apoyo o por cuestiones económicas como bajas laborales o pagos por incapacidad
Asimismo, no debemos confundir el trastorno por somatización con la hipocondría. Esta ocurre cuando el paciente tiene miedo de padecer determinadas enfermedades, de manera que llega a convencerse de que, en algún momento, sufrirá esa enfermedad. Sin embargo, en este caso, no suelen haber síntomas, aunque sí se someterán a numerosas exploraciones y pruebas que les confirmen que no padecen la enfermedad temida.
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Pedir citaTipos de somatizaciones más frecuentes
Por norma general las personas empiezan a somatizar antes de los 30 años. Se trata de un problema más común en mujeres que en hombres que puede llevar asociado problemas:
- Cardíacos: taquicardia, palpitaciones, dolor o presión precordial.
- Neurológicos: hormigueos y parestesias en diferentes partes del cuerpo, visión borrosa o doble, cefaleas o migrañas y temblores.
- Gastrointestinales: dolor abdominal, nudo en el estómago, diarreas, estreñimiento, náuseas, vómitos y mareos.
- Musculares: dolores musculares, dolor de espalda, pesadez de brazos y piernas y contracturas musculares.
- Cutáneos: erupciones, sarpullidos, urticaria y picores.
- Sexuales: disfunción eréctil y deseo sexual inhibido.
- Respiratorios: dificultad para respirar.
- Generales: fatiga, debilidad, sequedad de boca, nudo en la garganta, fosfenos, acúfenos, vértigos, somnolencia, alteración del apetito y malestar general.
A su vez, las somatizaciones pueden ser:
- Agudas: cuando el paciente tiene un nivel de adaptación y una personalidad dentro de los límites de la normalidad, pero, debido a la ansiedad, empieza a somatizar. La ayuda profesional les servirá para no llegar a una situación crónica.
- Crónicas: son aquellos pacientes con nivel de adaptación no satisfactorio a las circunstancias y con frecuentes problemas de personalidad que llevan más de seis meses con síntomas y sin buscar ayuda profesional adecuada.
¿Por qué he empezado a somatizar?
Se han postulado diversas causas potenciales:
- Poseer perspectivas negativas acerca de uno mismo y de su vida.
- Elevada sensibilidad emocional al dolor.
- Poseer antecedentes familiares.
- Genética.
- Estar sometido a elevados niveles de factores estresantes.

Quiero dejar de somatizar: ¿Cuál es el tratamiento?
- Terapia Cognitiva-Conductual: es la intervención de elección, con una amplia eficacia y eficiencia ya que permitirá actuar tanto sobre las emociones como los pensamientos y las conductas del paciente alrededor de sus síntomas
- Tratamiento farmacológico de los trastornos mentales concurrentes como la ansiedad o la depresión, puede actuar como ayuda.
Pautas para no somatizar
- Reconocer las emociones, especialmente las desadaptativas, y aprender a gestionarlas para dejar de somatizar. Para ello, es necesario expresar, de forma asertiva, lo que se siente. Expresarte te ayudará a encontrar alternativas, a centrarte en el aquí y el ahora y eso disminuirá tus niveles de ansiedad y, por tanto, tu somatización.
- Hacer ejercicio: si no tienes tiempo, camina un rato a diario. Te ayudará a mejorar tu sueño y tus emociones, reduciendo tu ansiedad.
- Dieta equilibrada: la necesitas para poder cuidar tu sistema inmunitario y recuperar el control sobre tu cuerpo, disminuyendo tu ansiedad.
- Técnicas de respiración y relajación: son unas de las mejores estrategias de afrontamiento ante la ansiedad y el estrés.
- Técnicas de control del estrés o ejercicios de mindfulness: sirven para permitir la relajación de tu sistema nervioso y disminuir tu ansiedad y estrés
- Escucha tu música favorita: así, la cortisona, que es la hormona relacionada con la ansiedad, disminuye y, por tanto, también lo hace la ansiedad. Además, la música también tiene otros efectos positivos para ti: alivia el dolor, estimula tu aprendizaje y concentración y disminuye tu presión arterial, con lo cual estarás más tranquilo y somatizaras menos
- Acude a un profesional: si la ansiedad o el estrés no disminuye y las somatizaciones van en aumento, acude a un psicólogo porque aún estas a tiempo que tu somatización aguda no se cronifique.
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