sonia cervantes hermano mayorQuizá el nombre de Sònia Cervantes te suene y es que, desde hace un tiempo, ha pasado a ser más conocida como «la psicóloga de Hermano Mayor«, el programa televisivo cuyos protagonistas son jóvenes de entre 18 y 22 años que se relacionan con su entorno de una forma poco funcional, provocando graves conflictos en la familia y en su entorno social próximo. De la mano de Pedro García Aguado, que ejerce de «hermano mayor» se intenta orientar a estos jóvenes y a sus familias para que mejoren sus interacciones y puedan volver a tener una vida funcional.

Recientemente, la psicóloga ha publicado su nuevo libro llamado «Vivir con un adolescente: entenderte con tu hijo es posible». Desde Siquia quisimos contactar con ella para que nos explicara un poco más en profundidad qué se esconde detrás de este libro y diera respuesta a algunas preguntas sobre la adolescencia.


Hay muchos padres que temen la llegada de la adolescencia de sus hijos y no saben cómo afrontarla, ¿qué consejo general les darías?

Ante todo que no se lo tomen como un problema, sino como una aventura en la que todos pueden aprender de todos. Afrontar la adolescencia de los hijos con temor es la mayor fuente de conflictos.  La dificultad no reside en los conflictos que puedan aparecer en el camino sino en la ausencia de recursos para poderles hacer frente o en la aplicación de recursos erróneos que cronifican y agravan los problemas.

Tu colaboración en «hermano mayor» te ha llevado a conocer muchos casos de chicos y chicas realmente complicados. ¿Son la mayoría de los adolescentes así?

No, para nada. La mayoría de adolescentes pasan por ese periodo con absoluta normalidad y sin problemas de conducta. Es solo una pequeña porción de ellos que tienen que lidiar con auténticas dificultades. Del mismo modo que no todos los adultos hacen frente a los obstáculos de la misma manera.

¿Cuál crees que es la importancia de marcar los límites en casa?

Es esencial. Si ponemos normas y límites construimos personas seguras ya que éstos constituyen una base muy sólida. El mundo que les espera ahí fuera funciona así: no es una carretera sin señalizar. De todos modos, no todo deben ser normas y límites, hay otros componentes fundamentales: cariño, comprensión, aceptación, tiempo y paciencia.

¿Cómo se puede saber si la conducta de un hijo adolescente es problemática fuera de lo que se puede entender como normal? 

Descartando problemas de adicción, patologías y comportamientos extremadamente violentos, las alarmas deben encenderse cuando el día a día se convierte en un infierno, cuando los padres temen la llegada a casa a ver qué espera hoy. Cuando tienen la sensación de estar pisando un campo de minas que le puede estallar en cualquier momento y, sobretodo, cuando hay dos emociones que lo inundan todo: el miedo y la pena. Ahí hay que ver qué está pasando. les

¿Cómo es una terapia con adolescentes? ¿Cuál es el papel de psicólogo, de los padres y del hijo?

El psicólogo es el mediador, el puente entre el hijo y sus padres, ese entrenador personal que le da herramientas para que él sólo pueda hacer frente a las dificultades. Es el orientador hacia el cambio. El psicólogo viene a ser una guía que orienta en la resolución de conflictos, no quien los resuelve. Eso es trabajo de padres e hijos, facilita las herramientas y los recursos necesarios para que las familias puedan solucionar sus problemas ellos mismos.

Vivir con un adolescente

¿Puede un padre o familia estimular un mejor comportamiento en su hijo?

Depende mucho de la forma en que él lo haya educado. Los padres son modelos de referencia para los hijos. Muchas veces en vez de preguntarse «cómo es posible que me haga esto», ciertos padres deberían preguntarse «como es posible que le permita hacer esto». Una relación sana y positiva debe basarse siempre en la firmeza de criterios y sobre todo en el cariño, el afecto, la comprensión y la aceptación. Para todo ello son necesarios el tiempo y la paciencia. 

¿Crees que la terapia psicológica online puede ayudar a las familias que tengan problemas con sus hijos adolescentes?

Sí, claro. Lo compruebo todos los días. El psicólogo actúa como moderador y permite el acercamiento de ambas partes cuando ya se han construido ciertos muros que dificultan la convivencia.

¿Cómo crees que puede ayudar tu libro «vivir con un adolescente» a las familias?

No pretendo decir a los padres qué deben hacer pero les doy pistas para que evalúen cómo lo están haciendo por si están cometiendo ciertos errores. El mensaje a transmitir es que el cambio casi siempre es posible pero, como toda receta, es necesaria la existencia de ciertos ingredientes y de un tiempo de cocción para que el plato final sea de nuestro agrado.

Por último, continuamente se habla de lo que deben hacer los padres para mejorar la relación con sus hijos pero ¿cuál es el papel del adolescente en la convivencia en familia? ¿Qué le recomendarías a uno que nos esté leyendo ahora mismo?

Le diría que del mismo modo que pretende que sus padres le comprendan, le acepten y le quieran que él haga lo mismo. Muchas veces las peticiones son unidireccionales, esperando que sea el otro quien tenga que dar todos los pasos. Es entonces cuando las peticiones se convierten en exigencias, uno es incapaz de ponerse en el lugar del otro y todo conflicto acaba sin resolver, originando problemas enquistados que van deteriorando la relación. «Ten paciencia con tus padres, lo están haciendo lo mejor que pueden. Si quieres mejorar las cosas en casa, pon de tu parte también», siempre les suelo decir lo mismo.

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