Todos esperamos que nuestras parejas estén ahí cuando las necesitamos. Nos guste o no, también nos surge la duda en función de sus actitudes de si es lo suficientemente bueno para nosotros, o viceversa. ¿Y cómo se calibra algo así? El psicólogo George-Levi llevó a lo largo de 2014 un estudio para tratar de descubrirlo, tomando como referencia una muestra de adultos de 50 años, casados desde los 20, muchos de ellos ya padres.
El objeto de tomar como referencia una muestra tan concreta era aprovechar el hecho de que éstos ya tenían un amplio abanico de experiencias compartidas con el que podrían definir mejor su relación y el grado en que cumplió sus expectativas. En el estudio, se tenía que valorar de uno (nada) a cinco (mucho), cuatro escalas distintas.
Escala para medir cómo somos de exigentes con nuestras parejas
Subescala 1
- A menudo me he preocupado con la cuestión de si mi pareja es lo suficientemente bueno para mí.
- A veces siento que mi pareja no es lo suficientemente bueno para mí.
- Estoy obsesionada con los fallos de mi pareja.
- Cuando mi pareja me frustra, valoro poner fin a la relación.
- Cuando mi pareja me frustra, empiezo a pensar en nuevas relaciones.
- Cuando mi pareja me hace daño, me lleno de inmediato con un sentido de desconfianza.
- A menudo siento que merezco conseguir más que yo de mi relación.
- En mi relación, estoy a veces lleno de una especie de rabia que casi nunca experimentamos en la vida diaria.
Subescala 2
- Tengo grandes expectativas de mi pareja.
- Espero que mi pareja me entienda sin mi tener que explicarme.
- No puedo renunciar a mis expectativas de mi pareja en una relación.
- Espero que mi pareja sea muy atento conmigo.
Subescala 3
- A veces siento que no soy lo suficientemente bueno para mi pareja.
- A menudo me preocupado con la cuestión de si me merezco mi pareja.
- Siento que mi pareja se merece para conseguir más de lo que él o ella hace de nuestra relación.
Subescala 4
- Insisto en conseguir lo que merezco fuera de mi relación.
- Me merezco una pareja que es muy sensible.
- Creo que mi pareja tiene suerte de estar conmigo.
- No voy a conformar con menos de lo que merecen en mi relación.
Ahora toca totalizar sus calificaciones para cada una de las 4 subescalas.
Los sujetos que respondieron a estas preguntas en el estudio tenían puntuaciones medias de unos 13 (subescala 1); 14 (subescala 2); 5 (subescala 3); y 13 (subescala 4), con promedios por declaración de ser más alto en Subescalas 2 y 4 (3 de 5) y la más baja en Subescalas 1 y 3 (1,5 sobre 5).
Cómo interpretar la puntuación del test
Subescala 1:
Las personas que puntúan alto en esta escala, tienen tendencia hacia el narcisismo. En sus relaciones, tanto como en su vida en general, se comportan como si el mundo les debiera algo, ya que son mucho mejor que los demás. Así juegan con sus parejas, a las que ven llenas de defectos, sin ver los suyos propios.
Subescala 2:
Esta subescala se refiere a la tendencia a tener expectativas sobre el comportamiento de la pareja hacia nosotros. Las personas con puntuaciones altas en esta subescala sienten que su pareja debe proporcionarles atención y comprensión, tal vez más de lo que merecen.
Subescala 3:
¿Sentimos que nuestra pareja se merece algo más que nosotros? Las personas que puntúan alto en esta escala se siente inhibidos en su capacidad para satisfacer las necesidades, deseos y expectativas de su pareja.
Subescala 4:
En esta subescala, las puntuaciones elevadas conllevan la creencia de que las necesidades de uno mismo han de ser satisfechas. Hay algo saludable en la capacidad de defender los derechos de cada uno en la relación, pero sin excederse.
Con estas puntuaciones, ¿cuáles son las probabilidades de que nuestras relaciones sean satisfactorias, tanto para nosotros como para nuestras parejas? En la correlación de las puntuaciones, George-Levi considera que habrá conflicto en aquellos individuos que hayan alcanzado puntuaciones altas en la subescala uno y en la tres.
Hay dos lados, entonces, en toda percepción de nuestra pareja: que esta sea irrealmente alta o baja, y esto influye en nuestra propia insatisfacción, en la medida en que no vemos que se estén cumpliendo expectativas. Encontrar ese equilibrio delicado contribuirá al potencial de nuestra relación para proporcionar satisfacción a largo plazo.
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Fuente del artículo: Psychology Today.