Cuando Rodrigo se hundió en el sofá de la consulta solo repetía “¿cómo hemos podido llegar hasta aquí?”. Unas tardes antes, a su vuelta del trabajo, Mónica se sentó delante de él y le dijo “tenemos que hablar”.
«Tenemos que hablar». Seguir con la pareja o romper, la difícil decisión

Tenemos que hablar
Tres palabras sencillas, simples pero que cuando las escuchamos nos hacen temblar. Diversos estudios avalan que, tras las vacaciones, de cada 10 parejas en conflicto 7 acaban escuchando un “¡tenemos que hablar!” que culmina en divorcio, quizás porque se rinden sin haber presentado batalla previa.
De hecho, el 28% de los divorcios que se producen en toda España tienen lugar en el tercer trimestre del año, es decir, en vacaciones. Es curioso que con tanto “tenemos que hablar”, en aquel período del año mejor para comunicarse, compartir, interrelacionarse, conocerse aún mejor y expresar los afectos, es cuando parecen sobrevenir los problemas. Obviamente no es tan simple, y una pareja no se rompe si no arrastraba ya problemas de comunicación.
Qué hacer si la frase significa que la relación se ha acabado
Ante todo, estar completamente seguros de que se trata del final de la relación. Para comunicarse adecuadamente no es necesario estar de acuerdo en todo. Es más, es preferible tener un cierto punto de diferencias de opiniones, gustos, preferencias o pareceres. Lo importante es que cada uno de los miembros de la pareja respete al otro.
La solución a un problema de comunicación no pasa por el divorcio. El pilar de la solución es recomponer el diálogo, la honestidad, los afectos. Si lo intentáis y no lo conseguís, acudid a un psicólogo especialista en terapia de pareja que os ayude en dicha misión.
Incluso, para casos en riesgo importante de separación, hay psicólogos que proponen una separación de aproximadamente cuatro semanas, con visitas semanales al psicólogo especialista en terapia de pareja y contacto periódicamente progresivo.

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Pedir citaSi acabas de volver de vacaciones y te planteas esta situación o si estás de vacaciones pero piensas en volver para hacerlo, te propongo que hagas un balance de todos aquellos momentos buenos y felices vividos con tu pareja, por un lado. Y, por el otro, los momentos malos y tristes. Mira tu balanza y piensa qué lado pesa más…
Allí esta la raíz del problema y de la solución. Durante el año estamos demasiado inmersos en nuestras propias rutinas horarias ya sean laborales, familiares, sociales… Y falta escucha, atención a a la pareja, empatía.
Desgraciadamente, no siempre que hablamos, nos estamos comunicando. A eso se unen otros agravantes como el desánimo, el cansancio, la falta de confianza…
Imagina tu relación de pareja como un taburete con tres patas: respeto, confianza y comunicación. Las tres patas se retroalimentan, de modo que cuando una de las patas se rompe no tarda en hacerlo la otra u otras y nos quedaremos sin taburete, es decir, sin relación y con un costoso divorcio… sin contar la elevada probabilidad de la existencia de hijos que asistirán al derrumbe de la vida que creían su fortaleza.

Por ello, es clave para evitar estos conflictos:
- Escuchar las peticiones del otro y pactar.
- Ser flexible y ceder de vez en cuando.
- Dedicarle tiempo a tu pareja a lo largo de todo el año.
- Comunicarnos. Escuchar, no solo oír y hablar. La comunicación también es sexual.
- Si todo ello falla, es el momento de ponerse en contacto con un psicólogo especialista en terapia de pareja que, de forma objetiva, os ayude a encontrar los puntos en común para trabajar por el futuro de la pareja.
Si la pareja no se cuida, un día cualquiera puede ocurrir que una Mónica le diga a un Rodrigo, “tenemos que hablar” de forma definitiva. Igual es verdad que la relación no funciona y es necesario que ambos miembros lo afronten cuánto antes mejor. De cualquier forma, una ruptura es siempre dura.
No te centres en todo lo negativo y valora que «el tenemos que hablar» se puede afrontar de muy diversas maneras.
- “Tenemos que hablar de lo feliz que me siento contigo”. De la misma manera que hablamos de las cosas negativas que ocurren en la pareja, también es importante que se hable de lo positivo y fortalecer los lazos de unión.
- “Tenemos que hablar de lo que somos”. Se da cuando ambos no tienen claro hacia dónde va la pareja, si se tienen objetivos comunes.
- “Tenemos que hablar del futuro”. Quizás ya lleváis unos años juntos, deberíais plantearos la siguiente etapa: la boda, la casa nueva o los hijos.
¿Preparados para hablar? Recibe una valoración profesional del equipo de psicólogos online de Siquia.
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