Laura y Eloy se sientan a una cierta distancia en el sofá de mi consulta. Mantienen una postura cerrada, están tristes y no se relajan ni tan solo con las frases habituales con las que empezamos las sesiones de psicoterapia y que sirven para que los pacientes se destensen y sonrían.
Terapia de pareja en infertilidad

La demanda la inició telefónicamente Laura para una terapia de pareja, pero, una vez en la consulta, su problema no se centra en los temas habituales, sino que es un problema de infertilidad de uno de los dos que, tras varios tratamientos de fecundación in vitro fracasados y algunos abortos espontáneos, hace que se rindan a la evidencia de que no podrán tener hijos. Sin embargo, ello conlleva una profunda crisis en la pareja que les lleva a nuestra consulta de psicología.
¿A qué llamamos infertilidad?
La infertilidad es definida por la OMS como la incapacidad para concebir hijos tras un año de relaciones sexuales regulares no protegidas con la pareja.
Según la OMS, aproximadamente hay en el mundo unos 80 millones de parejas con problemas de infertilidad, es decir, 15 de cada 100 parejas no consiguen un embarazo a término o tienen problemas de fertilidad. Por tanto, afecta al 10 – 15% de las parejas en edad reproductiva.
En España se considera que, de estas parejas, el 60% recurrirá a procedimientos de reproducción asistida.
¿Cuáles son las consecuencias de la infertilidad en la relación de pareja?

La infertilidad es una situación estresante comparable al divorcio, a la muerte de un familiar o a una enfermedad crónica o grave. Las parejas están sometidas a un ritmo estresante de visitas continuadas al ginecólogo, tratamientos farmacológicos, relaciones sexuales programadas e incluso intervenciones quirúrgicas que afectan de manera significativa a su estado socioemocional y que interfieren en todos los ámbitos de su vida.
Por todo ello, si la relación entre ambos miembros de la pareja no está bien consolidada, la infertilidad supone una crisis vital desestabilizante.
Además, existen otros problemas de pareja asociados a la infertilidad como las dificultades en la comunicación interpersonal y los problemas sexuales debidos a ello.
Para muchos autores, los problemas de comunicación se originan por el elevado estrés que sufre la pareja debido a los tratamientos de reproducción asistida, pero también puede ser que estos problemas se originen cuando la pareja no expresa sus sentimientos o si no comparten la misma visión acerca de cómo resolver el problema.
Las relaciones sexuales de la pareja también acabarán resentidas porque la falta de comunicación y/o la mala comunicación producen conflictos que hacen disminuir la calidad y frecuencia de las relaciones, así como una disminución del deseo sexual, problemas de eyaculación, dificultades orgásmicas, insatisfacción sexual, pérdida de la espontaneidad al tener que programar las relaciones por necesidad de los tratamientos de reproducción asistida o la presencia del dolor tanto físico como emocional.
¿Cuándo es recomendable una terapia de pareja en infertilidad?
Las parejas que han recibido un diagnóstico de infertilidad acaban creyendo varios mitos falsos:
- La infertilidad solo tienen una dimensión fisiológica
- Solo es debida a uno de los miembros de la pareja
- El estrés originado es debido a las exigencias del tratamiento
- El éxito en la fertilidad es debido al tratamiento
- Los recurso de afrontamiento tras un fracaso de dicho tratamiento se reducen a la resignación y a aguantar la reacción de la pareja «no culpable»
Y, precisamente, todo ello origina muchos de los problemas posteriores que llevan a la pareja a terapia con el psicólogo, tanto presencial como terapia online.
La terapia de pareja es siempre recomendable para las parejas que inician tratamientos de fertilidad, pero más aún si la homeostasis de la relación de pareja se ha alterado, dañado o incluso roto como consecuencia de la infertilidad y de los tratamientos de reproducción in vivo.
Habitualmente, todo ello se hace desde un enfoque cognitivo – conductual, puesto que es el que ha demostrado una mayor eficacia tanto en el diagnóstico como en el tratamiento. Sin embargo, en muchos casos se usa la orientación sistémica, en la que cada uno de los miembros de la pareja reconoce, moviliza y resignifica su experiencia de pérdida, los prejuicios elaborados a través de su propia historia y los dirigidos a la fecundación in vitro.

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Pedir cita¿Para qué sirve un terapeuta de pareja en infertilidad?
Escuchar a la pareja acerca de sus quejas, realizar contención y normalizar las reacciones emocionales de cada miembro de la pareja. Para ello, el terapeuta debe hacer una escucha activa, con una empatía profunda y aceptación no crítica de las vivencias de la pareja. Por tanto, es indispensable que la alianza terapéutica sea fuerte porque solo así se creará un clima de suficiente acogida y confianza en el que la pareja se pueda expresar libremente.
- Identificación e integración. El terapeuta debe ayudar a la pareja a identificar su problema y a integrarlo en su vida y en su proyecto de vida común como pareja. Será el momento de ver cómo funciona la comunicación entre ambos miebros, explorando cuál es el significado de infertilidad para cada uno de ellos en sus vidas y si se trata de una visiçon compartida o no.
- Asertividad. Cuando aparezcan pautas de comunicación disfuncionales, el terapeuta puede enseñar a ambos miembros de la pareja estrategias de comunicación asertiva que les ayudarán a aceptar al otro y a evitar el resentimiento que acaba destruyendo las relaciones. Por ello, la pareja tiene que entender que cada uno de ellos vive la infertilidad de una manera distinta que se debe aceptar, pero sin intentar cambiarla.
- Comunicación activa. El terapueuta deberá fomentar la comunicación activa en sesión mediante turnos de palabra, modelado o role-playing si sus interacciones no son las adecuadas. Es importante que se comuniquen acerca de las espectativas que cada uno tiene del otro para evitar desilusiones que podrán afectar aún más al delicado estado emocional.
- Afectividad. Puede existir una pérdida de satisfacción sexual por las cuestiones ya comentadas. En este caso, hay que invitar a la pareja a redescubrir a su propia pareja, como si no le conociera y fuera la primera vez que la viera, pero especialmente se hace hincapié en aquellas conductas no coitales que son importantes para tener satisfacción: besos, abrazos, caricias, juegos sexuales…
- Inicio nuevo tratamiento. Si la apreja decide iniciar una nueva fecundación in vitro, se debe adelantar a la posibilidad de fracaso mediante la reestructuración cognitiva de los pensamientos negativos y las creencias irracionales, la detención del pensamiento, las autoinstrucciones o la exposición con prevención de respuesta.
- Apoyo. Aunque se tiende a la ocultación, el terapeuta debe mostar a la pareja que les resultará esencial tener vínculos sólidos de apoyo por parte de la familia y de los amigos. Para ello, habrá que decirles lo que les ocurre. Tampoco es cuestión de pregonarlo, pero sí de asegurarse su red social de calidad.
- Expresión emocional. Durante las sesiones, se deben explorar las emociones de ambos miebros de la pareja y facilitar su expresión. Para conseguir una mejor gestión es recomendable la relajación o el mindfulness.
- Toma de decisiones. Se ayuda a la paerja a si decidir dejar de usar tratamientos como la fecundación in virto o no, adoptar como alternativa y si se deciden por ello, tomar decisiones a lo largo del proceso mediante estrategias de afrontamiento positivas.
- Nueva identidad como pareja. Si, tras haber probado tratamientos de fecundación in vitro sin resultado y haber aceptado el hecho de la infertilidad, el psicólogo puede ayudar a la pareja a construir su nueva identidad como pareja sin hijos o con hijos adoptados. Para ello, es importante que los miembros de la pareja recuerden qué es lo que les hizo enamorarse el uno del otro, qué cualidad positivas del otro influyeron en su atracción mental y, más aún, los motivos que les hacen permanecer el uno al lado del otro a pesar de la infertilidad.
Todo ello permitirá que la pareja tome conciencia de que su vida como tal no se acaba con el hecho de no poder engendrar, ni tampoco tienen por qué ser menos felices que una pareja con hijos.
Por tanto, la infertilidad en una pareja que deseaba tener hijos implica un desajuste en la relación que es vivido con un intenso estrés -muchas veces, por la excesiva presión de los múltiples tratamientos, las relaciones sexuales programadas, las esperas y los fracasos – y, por tanto, deja a la pareja vulnerable emocionalmente. Por ello, realizar una terapia de pareja, en estas condiciones, es lo mejor que pueden hacer porque, durante la misma, se potenciarán las estrategias de afrontamiento, el ajuste diádico y el sentimiento de bienestar de la pareja.
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