Virginia llega a la consulta con una ansiedad severa; un trabajo muy exigente, una situación familiar complicada, un problema de salud y ha acabado por “explotar”, según dice. Sin embargo, Virginia no es consciente de que es ella misma, son sus elevadas expectativas y sus propias autoexigencias por conseguirlas, las que le autoboicotean.
Trastorno anancástico de la personalidad: cuando querer ser perfectos nos convierte en infelices

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Virginia tampoco sabe que tiene un trastorno anancástico de la personalidad, es decir, que es tan perfeccionista que ello le ha llevado a la ansiedad ¿o ha sido al revés? Vamos a verlo.
El perfil del perfeccionista
Ante todo, el perfeccionismo es la creencia de Virginia – o de cualquier otra persona – cuando considera que todo lo que hace debe alcanzar la perfección.
¡Claro! ¿Y se puede? No. Pero el problema es que el perfeccionista cree lo contrario, dado que está sumido en un ciclo continuo en que hay miedo tanto al fracaso como al error.
Es más, se posponen metas o se dejan de hacer por este mismo motivo. A ello le llamamos la paradoja del perfeccionista. Por ejemplo, Virginia tiene tanto miedo a equivocarse que acaba prefiriendo que sean otros quienes hagan determinadas cosas. Y tiene tanto miedo a fracasar que acaba no intentando proyectos que la pondrían más cerca de sus metas y, aún así, sigue trabajando incansablemente. Curioso pero cierto.
Con el tiempo, esto acabará produciendo en Virginia sentimientos de culpabilidad – los famosos “debería”, una distorsión cognitiva; “debería haber hecho esto”, “no debería haber hecho aquello” – y ello conduce a una autocrítica durísima – “no sirves”, “no eres capaz”, “no puedes”, que acaba afectando a la autoestima.
Y, todo ello, es precisamente lo que causará la ansiedad e, incluso, en ocasiones, depresión, que disminuirá más la autoestima, aumentará más el miedo al fracaso o al error, aumentará los sentimientos de culpabilidad y volvemos a empezar.
Si, además, Virginia tuviese un trastorno obsesivo-compulsivo, su necesidad de control haría que intentará controlar todo el circulo, sin conseguirlo, con lo cual los síntomas se intensificarían aún más. De cualquier manera, ni todas las personas con TOC son perfeccionistas ni todas las personas perfeccionistas tienen TOC aunque suele existir correlación entre ambos.
¿Qué puede causar que una persona sea perfeccionista?
Varios podrían ser los motivos y, entre ellos:
- Personas que han tenido apego inseguro con sus padres ya que no van a considerar bueno un resultado si no es perfecto.
- El exceso de elogios en la infancia porque la autoestima sólo dependerá de que se tengan y, por ello, ya convertido en adulto, se ve sometido a una presión excesiva.
- Humillaciones reiteradas en la infancia de manera que el adulto pensará que para no ser humillado, hay que ser perfecto.
- Estilo de crianza con padres autoritarios. Por ejemplo, Gabriel tiene una hija que, cuando va a casa con notas inferiores a 9, es recriminada duramente “porque podía haberlo hecho mucho mejor” (aunque su nota sea un 8’5). Cuando la niña sea adolescente, creerá que la única forma de conseguir la aprobación en su casa es siendo perfecta.
- Tener padres perfeccionistas porque, entonces, los hijos consideran que “ser perfeccionista es lo lógico”.
- Tener una autoestima baja ya que se busca la perfección como una forma de compensación al malestar y a la inseguridad.
- Baja tolerancia a la frustración. La persona intenta compensar el malestar siendo “el mejor”.
- Poca tolerancia al fracaso o al error que, como he dicho antes, es un punto clave en el círculo vicioso del perfeccionista.
- Vivir en esta sociedad competitiva donde para conseguir lo mismo que otros o, incluso, lo mismo que creemos que otros tienen, a través de las redes sociales, sólo cabe ser “el mejor” y, muchas personas, creen que a eso se llega a través de la perfección.

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Pedir cita¿Qué consecuencias aporta ser perfeccionista?
Curiosamente, muchas de aquellas que hemos nombrado como causas, también, son consecuencias:
- Autoestima baja. A pesar de que Virginia llegue a conseguir algún logro excelente, no se sentirá satisfecha porque estará pensando en el siguiente logro o en lo mucho que le falta por conseguir. Ello hace que su éxito tenga regusto de fracaso.
- Sentimientos de culpa. Si Virginia no está satisfecha, empiezan los sentimientos de culpabilidad y esto sólo hace que aumentar la autoestima baja.
- Depresión. Como Virginia nunca alcanzará la perfección – más que nada porque no existe – al final la ansiedad le llevará al desánimo, éste a la tristeza y es posible que acabe teniendo una depresión.
- TOC. Existe una correlación entre el TOC y el perfeccionismo, aunque no siempre. Pero sí es cierto que las personas perfeccionistas son muy obsesivas.
- Adicción al trabajo. Los perfeccionistas, como Virginia, están muy motivados para su trabajo, incluso excesivamente, ya que se vuelven obsesivos, como con casi todo, y acaban siendo workaholic. Por otra parte, como son excesivamente rígidos y realizan otra distorsión cognitiva denominada polarización, tienden a los extremos, incluso en su horario laboral.
- Disminución de la productividad. Sin embargo, trabajar todas las horas del día, no genera precisamente, altos índices de productividad sino más bien lo contrario y, en ocasiones, la obsesión por la perfección acaba no siendo sinónimo de la eficiencia.
- Trastorno por atracón. Una de las consecuencias más importantes es este TCA ya que Virginia tiene la necesidad de “escapar” de una realidad frustrante en la cual no consigue – o cree que no consigue – sus objetivos.
Pautas para no ser tan perfeccionista
- Mejorar el diálogo interior, que suele ser muy negativo. Hay un ejercicio muy sencillo; apúntate todas las cosas negativas que te están viniendo a la mente, ahora por cada uno de tus pensamientos negativos, intenta apuntar dos pensamientos vistos desde otra perspectiva. Pongamos un ejemplo, Virginia se diría “no hago nada bien” una manera de verlo sería “ he hecho X y me ha salido bien”, “ he hecho Y y ha tenido mejores resultados de los que esperaba”.
- Trabaja la autoestima, quizás para ello necesites ayuda profesional. Prueba una sesión de terapia online gratis en Siquia y descubre cómo te ayudamos en tu caso.
- Relaja la ansiedad con Mindfulness; hay cientos de ejercicios muy simples de realizar que además te centrarán en el aquí y el ahora. También te serán útiles las técnicas de respiración y relajación que te pueda enseñar tu psicólogo.
- Define metas concretas, realistas, específicas, tanto a corto plazo ( 3 meses) como a medio ( 6 meses) y largo ( más de un año) Para cada una de ellas, define sus objetivos. No vale “ quiero ser feliz” sino “ quiero ser feliz en 8 meses haciendo X en la empresa Y”.
- No te compares. Cada persona tiene su ritmo y existen diferencias individuales entre cada uno de nosotros. Si quieres, compárate sólo contigo mismo. Analiza tu evolución en los últimos meses para valorar tu progreso.
- Hablando de progreso, valora tus éxitos, apláudete, puede que todavía no hayas llegado a donde quieres pero ¿estás en el camino? ¡Eso es importante!
- Aprende de los errores, si lo haces, no lo vivirás como un fracaso sino como algo necesario en tu camino.
- Dedícate un tiempo, eres mucho más que tu trabajo y tus metas. Tienes que aprender a cuidarte porque con salud – física y mental – llegarás a donde quieras. Pero sin ella…
Y, ya sabes, si no puedes llegar a la perfección – más que nada porque no existe – inténtalo con la excelencia.
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