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Imagina que estás trabajando en proyecto importante con un compañero. A medida que avanza el trabajo, notas que tu compañero comienza a criticar constantemente tus ideas y enfoques, adoptando el rol del perseguidor. Te sientes cuestionando e inferior y, sin darte cuenta, comienzas a asumir el papel de víctima, sintiéndote indefenso ante sus críticas.
En ese momento, un tercer colega, sintiéndose en la posición de Salvador, interviene y trata de mediar para solucionar el conflicto.
Sin embargo, este solo parece emperorar las cosas, ya que te sientes aún más cuetionado y menospreciado.
Esta dinámica del Triángulo del Karpman se convierte en un ciclo destructivo que afecta negativamente la relación y la productividd del equipo. Al comprender cómo estos roles operan en nuestras interacciones diarias, pdoemos toma medidas para liberarnos de esta trampa emocional y mejorar la colaboración y comunicación en nuestros proyectos y relaciones.
¿Qué es el triángulo de Karpman?
El Triángulo dramático de Karpman es una herramienta que explica las dinámicas problemáticas en relaciones interpersonales, donde las personas pueden alternar entre tres roles: perseguidor, salvador y víctima; todos influenciados por sentimientos de culpa y culpabilización.
Cuando te encuentras atrapado en uno de estos roles destructivos o complacientes, es fácil caer en extremos que no benefician a nadie, ni a ti mismo ni a las personas con las que te relacionas. La idea es alejarse de esos extremos y acercarse al centro del triángulo, donde se encuentra un equilibrio más saludable y positivo.
Roles
En el Triángulo de Karpman, hay tres roles diferentes que las personas pueden asumir en relaciones interpersonales.
Víctima
Esta persona se queja constantemente y no asume la responsabilidad de su propia vida, delegándola en los otros. Siente tristeza, miedo e indefensión, y su autoestima es muy baja.
Busca a un salvador que la ayude y, en algunos casos, puede despreciar por sentirse anulada por su ayuda o culpar por no salvarla.
A menudo. manipula a los demás haciéndolos sentir culpables y necesita compasión y ayuda.
Salvador
Esta persona ayuda a otros sin que se lo pidan, sacrificándose por ellos. Siempre está dispuesto a resolver necesidades de los demás y puede sentir tristeza, decepción, impotencia, cansancio o rabia al anteponer a los demás sobre sí mismo. Cree que es superior y que los demás le necesitan, pero cuando no puede ayudar a nadie, se siente inferior.
Busca a víctimas en sus relaciones y, si no las encuentra, puede intentar crearlas. Necesita sentirse necesario.
Perseguidor
Esta persona critica, castiga y se enfada si los demás no cumplen con sus expectativas. Tiene una actitud de superioridad creyendo que los demás deben obedecerlo y hacer las cosas como él considera que deben hacerse. Experimenta emociones de rabia, ira y mal humor. Busca a víctimas en sus relaciones y necesita y necesita que los demás le obedezcan.

Si te sientes identificado con alguno de estos roles, es importante reconocerlo para poder cambiarlos. Trabajar en desarrollar una actitud más equilibrada y empática puede ayudarte a romper estos patrones tóxicos y tener relaciones más saludables y satisfactorias. Si te resulta difícil hacerlo por ti mismo, considera buscar apoyo y orientación de un profesional, quien te guiará en el proceso de cambio y crecimiento personal.
Beneficios de salir del triángulo
Al hacerlo, dejamos de ser perseguidores opresivos y nos convertimos en personas asertivas con límites adecuados. Dejamos de asumir el papel de víctima indefensa y nos volvemos más conscientes y menos vulnerables. Abandonamos el papel de salvadores desinteresados y nos acercamos más a la sintonía y la compasión.
En lugar de perseguir a los demás, aprendemos a expresar nuestras opiniones y de forma afirmativa. Reconocemos nuestras vulnerabilidades sin caer en el papel de víctima. Expresamos afecto sin cruzar límites poco saludables.
Así, en el centro del triángulo, en un punto armonioso, encontramos la integración de todos nuestros roles, donde somos conscientes de nosotros mismos y actuamos desde una perspectiva adulta y equilibrada. Es un lugar donde tú estás bien y los demás también lo están.
Influencia en la pareja
Las personas a menudo adoptan roles específicos en las relaciones para satisfacer sus necesidades, pero muchas veces no saben cómo expresar lo que realmente necesitan.
Esto puede conducir a interacciones problemáticas, como reproches y agresiones mutuas, debido a dificultades para manejar conflictos y baja autoestima.
La educación recibida también influye en cómo desempeñamos estos roles, como las mujeres que han sido educadas para cuidar y los hombres para proteger. Si te encuentras en este tipo de dinámicas es recomendable buscar ayuda de un profesional de la salud mental para desarrollar una forma más saludable de relacionarse.
Cómo salir del triángulo de Karpman
Si bien el Triángulo de Karpman puede parecer desafiante, existen una serie de pasos prácticos que pueden ayudarnos a liberarnos y cultivar relaciones más saludables y equilibradas. Si quieres salir de este triángulo, deberías:
Reconocer los patrones y roles
Reflexiona sobre situaciones en las que te has sentido agobiado, victimizado o excesivamente protector . Identifica cuándo y cómo asumen estos roles y qué emociones las impulsan.
Asumir la responsabilidad de tus emociones
A menudo, caemos en el papel de víctima y culpamos a otros por nuestras emociones y circunstancias. Asumir la responsabilidad de nuestras propias emociones empodera y nos permite tomar el control de nuestras vidas.
Acepta que tus sentimientos son legítimos, pero también reconoce que tú tienes la capacidad de cambiar cómo reaccionas ante ellos.
Establecer límites saludables
Como protector es común que asumamos responsabilidades ajenas y descuidemos nuestras propias necesidades. Aprende a establecer límites claros y a decir “no” cuando sea necesario. No te sientas culpable por priorizar tu bienestar emocional y físico.

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Si te encuentras en este tipo de dinámicas es recomendable buscar ayuda de un profesional de la salud mental para desarrollar una forma más saludable de relacionarse.
Pide citaComunicar tus necesidades de manera asertiva
En lugar de esperar a que otros adivinen tus necesidades, comunica tus deseos y expectativas de manera clara y respetuosa.
Aprende a expresarte de manera asertiva, sin caer en la agresión o el victimismo.
Trabajar en la autoestima y la confianza en ti mismo
La baja autoestima puede llevarnos a asumir el papel de víctima porque creemos que necesitamos una validación externa. Reconoce tus logros y capacidades, y aprende a valorarte como persona.
Al hacer estos cambios, el salvador deja de serlo y se convierte en un una persona empática, que cuida de sí mismo, no ofrece ayuda sin que se la pidan y permite a los demás resolver sus problemas. Puede decir “no” cuando es necesario y escucha con empatía.
El perseguidor, por su parte, se transforma en alguien asertivo pero empático, considerando a los demás, sabiendo decir “no” sin agredir, escuchando y negociando.
Por último, la víctima se convierte en alguien que reconoce su vulnerabilidad, pero resuelva sus dificultades como adulto, sin culpar a los demás ni esperar que los demás resuelvan tus problemas. Se convierte en un vulnerable responsable.
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