Son muchos los miedos que existen: miedo a conducir, miedo a las alturas, miedo al futuro… Hoy vamos a explicar el miedo a las agujas, también conocido como tripanofobia.
Tripanofobia: el miedo a las agujas (que puedes resolver con la ayuda de un psicólogo)

¿Qué es la tripanofobia?
La tripanofobia o el miedo a las agujas es una fobia muy común, que también recibe otros nombres, como el de belonefobia. Tal es así que algunos autores son más concretos y denominan belonefobia al miedo a las agujas y tripanofobia al miedo a las inyecciones.
Sin embargo, hoy explicaremos el concepto de tripanofobia refiriéndonos con él tanto a la fobia a las agujas como a las inyecciones.
Por ello, la tripanofobia o el miedo a las agujas se define como un tipo de fobia específica (un trastorno de ansiedad). Esta fobia se caracteriza la implicación de un miedo excesivo, intenso e irracional a las agujas y a las inyecciones.
Es cierto que un uso indebido de agujas puede llegar a causar daño, motivo por el que se puede desatar el miedo, sin embargo, la reacción ofrecida en este tipo de fobia (en todas las fobias específicas) es desproporcionada y exagerada.
Este miedo a las agujas produce un elevado malestar a la persona que lo padece, llegando a causar incluso una incapacitación en su vida diaria.
Estímulo fóbico: ¿A qué se tiene miedo?
Por estímulo fóbico se entiende a aquello que causa la ansiedad o el miedo intenso, refiriéndonos a las fobias específicas. En este caso, la tripanofobia el miedo se extrapola a las agujas, pero también a las jeringuillas o a la posibilidad de recibir una vacuna. En los casos más extremos se puede llegar a temer incluso a elementos relacionados con las agujas o jeringuillas como puede ser el material quirúrgico, camilla, el hospital, etc.
Síntomas de la tripanofobia
A la hora de hablar de los síntomas de la tripanofobia, las reacciones más generalizadas son:
- Miedo intenso a las agujas o inyecciones.
- Malestar significativo o interferencia en la vida diaria.
- Evitación de las situaciones donde aparezcan estos objetos.
En cuanto a los síntomas, se pueden agrupar y distinguir los siguientes:
- Síntomas conductuales: evitación del estímulo temido (ya mencionado anteriormente).
- Síntomas cognitivos: pensamientos catastrofistas e irracionales asociados a las agujas, pensamientos de muerte, confusión, etc.
- Síntomas físicos: sensación de falta de aire, vómitos, mareos, náuseas, dolor de estómago, etc.
¿Cuándo tienen lugar estos síntomas?
Pueden aparecer con el solo pensamiento en las agujas, cuando se visualizan o se tocan, en las visitas a especialistas que utilizan esta herramienta, etc. En resumen, los síntomas son notables cuando se produce una situación (ya sea en la vida real o en nuestra propia imaginación) relacionada con las agujas.
¿Cómo de intensos son estos síntomas?
Depende del nivel de fobia. Los síntomas aparecen o no ante determinadas situaciones en función de la intensidad de miedo. No afecta a todos por igual, por eso, la reacción puede darse con el contacto con la aguja o con el solo pensamiento.

Causas del miedo a las agujas
Son muchas las causas que pueden desencadenar este miedo. Uno de los motivos más comunes es una experiencia traumática que mantiene conexión con las agujas. En este caso, se produce un tipo de aprendizaje asociativo en el que nuestra mente relaciona automáticamente un estímulo con una respuesta negativa.
En este aprendizaje asociativo destaca la figura del psicólogo norteamericano John Watson, quién, en los años 20, provocó de forma intencionada que un niño tuviese fobia a las ratas blancas.
No obstante, esta no es la única causa existente. Como toda fobia, también puede tener un condicionamiento vicario. Es decir, observar cómo un familiar sufre esta fobia y adquirirla instintivamente.
La última causa radica en la consideración por parte de algunos autores de que los seres humanos estamos biológicamente programados para desarrollar cierto tipo de fobias, sobre todo aquellas que permitieron sobrevivir a nuestros antepasados.
Partiendo de esta teoría, se considera que desarrollamos determinadas fobias para poder manifestar la respuesta de huida o lucha. En este sentido, cabe destacar que los miedos están latentes en zonas muy primitivas del cerebro.
¿Existe tratamiento?
Sí, existe tratamiento. Desde la Psicología Clínica, como se señala en la Guía de tratamientos psicológicos eficaces, se desarrollan dos tratamientos por excelencia a la hora de tratar las fobias específicas. Estos son: La terapia de exposición y la terapia cognitiva.
La terapia por exposición
Este tratamiento consiste en exponer al paciente al estímulo fóbico a través de una serie de ítems que se suceden progresivamente. Esta progresión de menos a más -jerarquía- la realiza el terapeuta junto al paciente.
Como en este caso el estímulo fóbico son las agujas, el tratamiento consistiría en exponer a la persona a este objeto. Primero con el mero pensamiento, luego a través de imágenes y vídeos y, para terminar, el contacto directo con ellas para conseguir como fin último, realizar una inyección. El objetivo final es que tenga lugar esta situación sin la aparición de la ansiedad y miedo.
La terapia cognitiva
La terapia cognitiva consiste en la reestructuración cognitiva, es decir, la modificación de los pensamientos irracionales que tiene el paciente en relación con la fobia. Se trata de cambiar, sustituir y eliminar pensamientos negativos, como, por ejemplo, “Me va a hacer daño” por otros más realistas y funcionales.
Tripanofobia y otros miedos relacionados
Como hemos señalado al principio del artículo, son innumerables las fobias existentes. En este caso, el miedo a las agujas está estrechamente relacionado con otros como la hematofobia -miedo a la sangre- o la aicmofobia -miedo a objetos punzantes. Es común que, si se padece tripanofobia, aparezcan estos miedos por asociación.
En el caso de la hematofobia o la aicmofobia, los tratamientos psicológicos utilizados son los mismos que en la tripanofobia, pero adaptados al estímulo fóbico concreto.
Para terminar, aunque hemos señalado como tratamientos a esta fobia la terapia cognitiva y la terapia por exposición, existen otros métodos que pueden ayudar a combatir fobias, como puede ser la psicoeducación, la terapia cognitivo-conductual, el mindfulness, etc.
Desde Siquia te recomendamos que, si padeces esta fobia, acudas a un profesional que te guíe y asesore durante todo el proceso de tratamiento.
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