Todos hemos escuchado alguna vez el término “zona de confort”. Un concepto que siempre suele ir acompañado de expresiones como: “me cuesta salir de mi zona de confort” o, “no me siento bien, porque no estoy en mi zona de confort”, entre otras. Dicho concepto se refiere a un estado psicológico en el que una persona se siente a gusto y segura.
Zona de confort: ¿Qué es y cómo salir de ella?


Un lugar donde tiene la sensación de estar protegida. Es decir, en la zona de confort la persona no experimenta sensaciones de ansiedad o miedo. No asume riesgos. Sin embargo, no salir de tu zona de confort, implica no crecer personalmente.
La actitud de posicionarnos en una zona donde nos sintamos seguros deriva en un patrón de comportamiento que se establece en nosotros para mantener un nivel de ansiedad neutral. Esto hace que podamos tener un rendimiento constante.
La persona que está en su zona de confort lleva una serie de conductas, creencias o relaciones limitadas. Es decir, acciones que le permitan llevar una vida estable en los distintos contextos de su vida sin salirse de ese círculo que ella misma a establecido. Lleva a cabo actividades que no le suponen ningún tipo de riesgo. De esta manera, evita que éstos le generen ansiedad, incertidumbre o miedo.
Según estudios, esa sensación de seguridad que se siente en tu zona de confort puede suponer riesgos. Puede llegar a ser perjudicial. Supone una pérdida de motivaciones y nuevos retos. La persona cae en una rutina monótona en la que no experimenta más emociones que las que le permite dicha rutina. Además, genera apatía, desgana e incluso un desgaste físico y mental.
La zona de confort, a la cual tenemos como un lugar cómodo, se convierte en una zona que nos está limitando. Un lugar que puede traernos consecuencias adversas si no sabemos controlar nuestra estancia allí.

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Pedir cita¿De dónde viene el concepto “zona de confort”?
Es un término que tenemos más que presente en nuestros días. De hecho, es muy utilizado en los ámbitos del desarrollo personal, la ya mencionada psicología y el coaching. Pero la zona de confort no es algo novedoso ni mucho menos.
El origen del concepto se remonta a comienzos del siglo XX. Concretamente a un experimento clásico en psicología que realizaron Robert M. Yekes y John D.Dodson. En el estudio averiguaron que un estado de confort o comodidad daba lugar a un nivel de rendimiento constante.
Los investigadores señalaron que para mejorar dicho rendimiento era necesario algo más. La ansiedad y el estrés eran los factores que faltaban para un máximo desarrollo del rendimiento. A ese espacio lo llamaron “ansiedad óptima”. Un lugar que situaron fuera de las fronteras que limitaban la “zona de confort”.
A parte de esta reflexión sobre el origen del término, existen otras. Nos encontramos con la de la consultora Judith M-Badwick. Esta, lo define como un comportamiento en el que la persona se mueve en función de una posición neutral de ansiedad.
También el experto en gestión Alasdair A.K. White quiso aportar una reflexión. Para él, una “zona de confort óptima” es aquella que se puede mejorar sumando una cierta dosis de estrés.
White añadió que la ansiedad mejora el rendimiento justo hasta el momento en el que se ha alcanzado un nivel óptimo de excitación. Cabe destacar que esto supone que, si se llegan a alcanzar grandes niveles de ansiedad, la persona puede entrar en una zona de peligro. Ahí el rendimiento comienza a disminuir.
La mayoría de las teorías que existen sobre el concepto de zona de confort tienen algo en común. Coinciden en representar dicho término dentro de un esquema en forma de círculos concéntricos.
El círculo del medio o interior es la zona de confort. El siguiente a este sería la zona de riesgo. Luego habría un tercer círculo denominado zona de crecimiento. En ese lugar se corren riesgos, pero se obtiene un crecimiento personal. Por último, se puede añadir un cuarto círculo. Ahí ya se considera que hay una zona de estrés negativo o zona de peligro.

¿Cómo sabemos si nuestra vida se centra en la zona de confort?
Hay una serie de actitudes o conductas que nos avisan de que nuestra vida puede estar basada únicamente en nuestra zona de confort. Algunas de las señales a través de las que podernos darnos cuenta son:
- Desmotivación. Esto nos impide crecer tanto a nivel emocional como a nivel de productividad. El no salir de la zona de confort hace que nos estanquemos y no podamos avanzar.
- Tener la misma rutina. Vivimos en la misma rutina todo el tiempo. Nos quedamos ahí para evitar arriesgarse en cualquier ámbito que no sea al que ya estamos acostumbrados.
- Aislarse. El no salir de nuestra zona de confort hace que nos aislemos de la sociedad. No nos atrevemos a iniciar el contacto con otras personas que estén fuera de las fronteras que nos limitan.
- Tristeza y soledad. Al estar sin relacionarse socialmente con otras personas, nos inunda una sensación de tristeza y soledad. En casos más graves esto puede derivar en una depresión.
¿Por qué debemos salir de nuestra zona de confort?
- Te hará crecer como persona.
Es normal que salir de tu zona de confort te de miedo. Tienes que hacer frente a ese temor de enfrentarte a cosas nuevas. Una vez lo hagas, te darás cuenta de que no era para tanto. De hecho, sentir ansiedad es algo natural e incluso nos avisa de que las cosas no van a ser “pan comido”.
Si el miedo te bloquea o te inmoviliza comienza a ser un problema. No te dejará desarrollar al máximo tus aptitudes. Para que esto no pase, has de reconocer que la incertidumbre esta ahí y que te asusta no saber que hay más allá de tu rutina. Has de adquirir una actitud positiva ante todo esto. No pasa nada si fallas, acuérdate que de los errores se aprende y que todo forma parte del crecimiento como persona.
Una vez salgas de tu zona de confort te darás cuenta de que has aprendido y, cuando mires atrás en el tiempo te sentirás orgulloso de todo lo que has sido capaz de conseguir por ti mismo.
- Serás más creativo.
El salir de tu zona de confort fomenta la creatividad. Esto se debe a que conoces nuevas posibilidades que te permiten romper con tu rutina.
Descubres nuevas experiencias que abren tu mente. Comienzas a asumir riesgos y aprendes a caer y levantarte porque sabes que esto te va a fortalecer.
- Ganarás autoconfianza.
Salir de la zona de confort y ver que al arriesgarte a hacer cosas nuevas consigues tus objetivos, hará que te sientas bien contigo mismo. Verás que eres capaz de conseguir lo que quieres y que tienes más fuerza y valentía de la que creías tener. Empezarás a confiar en ti. Esto te hará ver que dominas ciertas habilidades, la cuales te van a permitir superar situaciones que veías complicadas a priori.
Esta percepción positiva de ti mismo hará que tu ansiedad, estrés y pensamientos negativos se reduzcan.
- Conocerás a gente nueva.
Salir de tu zona de confort te permitirá salir y conocer a gente nueva. Personas con las que disfrutarás de nuevas experiencias. Harás actividades que no estaban dentro de tu rutina y que te permitirán disfrutar de la vida.

¿Cómo salir de tu zona de confort?
Está claro que es muy fácil decir a alguien que salga de su burbuja. Sin embargo, es un proceso que lleva su tiempo. Pedir ayuda a un amigo, familiar o, si llevas mucho tiempo en tu zona de confort a un terapeuta te facilitará la tarea.
En primer lugar, tienes que plantarle cara a todo lo que te da miedo. No dejes que tus miedos de paralicen. Piensa que no existe ninguna persona en el mundo que no le tema a nada. Es normal sentir incertidumbre por saber qué pasará si sales de lo cotidiano. Pero que sentido tiene la vida si no nos arriesgamos y luchamos por conseguir nuestras metas y objetivos.
Cuando por fin logramos salir de nuestra zona de confort empezamos a ser conscientes de todo lo que nos limitaba. De los miedos que nos paralizaban, las barreras que nos poníamos nosotros mismos y de los pensamientos negativos que no nos dejaban avanzar. Para que esto ocurra es necesario que nos atrevamos a equivocarnos. Solo así aprenderemos de los errores y creceremos como personas.
Saber que la ansiedad y el estrés van a estar ahí cada vez que vayamos a enfrentarnos a algo nuevo. Es normal, al final son dos mecanismos de defensa” que nos advierten de los posibles peligros. Peligros que una vez superemos nos daremos cuenta de que no eran para tanto.
La vida es una continua montaña rusa y nosotros estamos montados en ella. Por eso debemos adaptarnos a los cambios. Si reconocemos tanto nuestros miedos como nuestras fortalezas podremos llevar una vida plena y disfrutar de las experiencias.
Si crees no estar preparado para salir de tu zona de confort solo, acude a un profesional de la salud mental. En Siquia contamos con una red de psicólogos online. Te ayudarán a cruzar esas barreras que no te permiten crecer. Te abrirán un nuevo camino con ayuda de herramientas y mecanismos para que tu solo seas capaz de afrontarte a tus miedos.
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